La Navidad se celebra en todo el mundo, porque a todo el mundo le va bien montarse una fiesta. No obstante, hay casos muy curiosos. Por ejemplo, en Cuba, en la época del comunista Fidel Castro, no se celebraba la fiesta en diciembre. Se cambió a los días en que se terminaba la recolección de la caña de azúcar. Así, entre los años 1968 y 1977, la Navidad como tal quedó prohibida por el régimen.
También se prohibió en Escocia, entre los años 1640 y… 1957. Durante esos 300 años. La gente solo celebraba su versión del año nuevo vikingo. La religión prohibió el rito católico, relacionado con los papas de la época. No se celebra comida de Navidad, se reúnen en la cena. Escocia ha aportado a las tradiciones populares del Norte de Europa, la friolera tradición de darse un baño, disfrazado de Navidad en uno de los helados ríos del país: el baño de los lunáticos.
Más al norte, en Islandia, la Navidad dura todo el tiempo de la noche bolear: desde el 11 de diciembre hasta el 6 de enero. 21 días, en los cuales las luces del interior de las viviendas aportan la calidez necesaria para no morir congelados.
En África, tan vinculado por historia y tradición al cristianismo, se celebra la Navidad según la latitud. En Egipto y en Etiopía, se celebra el día del nacimiento de Jesús, el día 7 de enero. Fecha marcada por la iglesia Ortodoxa Copta.
En Sudáfrica, por su historia anglosajona, celebran el Boxing Day el 26 de diciembre, día en que regalan comida y objetos de necesidad entre las familias más necesitadas.
En los países musulmanes, se respeta la tradición cristina. Hay que recordar que, Cristo, es un profeta para los musulmanes. Y no hay que olvidar la influencia del turismo en los cambios sociales de todas las tierras del mundo.
En Japón, el día de Navidad es el día del amor. Y no del amor entre todos. Ya que es una celebración solo para dos. Es el día de las parejas, su San Valentín. Se celebra con cena y regalos, pero sin ningún sentimiento religioso.
Y de los iconos de la Navidad, hay que empezar por el papa Noël, que es un invento de la empresa Coca-Cola. El dibujo de un abuelo con barba blanca y vestido de verde, lo del rojo fue más tarde. Fue una adaptación yanqui de San Nicolás, el santo que regalaba de todo a los más necesitados. La Reforma protestante colocó esta fiesta en el 24 y 25 de diciembre, para que se vinculase con el nacimiento de Cristo.
El árbol es más antiguo. Esta tradición nos llega desde Babilonia. El 25 de diciembre, nacía un árbol que representaba el nacimiento del año y de la luz. En el 600 san Bonifacio cortó y planto un abeto, lo adorno con regalos y se puso de moda. En España, la tradición cuenta que desde 1870 en Palacio se montaba un árbol decorado, cuya tradición se extendió a todos los hogares.
Sea como fuere, ojalá estos días sirvan para desear Paz, Amor y Felicidad. Molts d’Anys.





