El enfoque de VIVA parte de la convicción de que Mallorca no es un decorado, es nuestro hogar. De ahí que la conciencia del territorio esté presente tras cada decisión que se adopta, por pequeña que sea, desde el cambio de una caldera hasta la elección de un proveedor. Sus hoteles disponen de unas hojas de ruta claras, unos planes de circularidad a cinco años, que guían, por ejemplo, la reducción de residuos, el uso eficiente del agua y la conservación del entorno. No son gestos para la galería, son compromisos definidos y concretos que sirven para orientar inversiones, pautas de trabajo y formaciones internas.
La cadena ha implantado la separación de la fracción orgánica en todos sus establecimientos y también gestiona de forma responsable otros residuos (poda, voluminosos, de obra, etc.), un paso clave para que el rechazo disminuya y los materiales puedan tener una segunda vida. Las cifras de reciclaje de vidrio, papel y plástico así lo atestiguan, ningún residuo sin una segunda oportunidad. Además, Hotels VIVA participa, por ejemplo, en el proyecto RENETAS de Playas de Muro, que recupera colchonetas de piscina —un residuo complejo— y les da una nueva vida, evitando que miles de kilos de plástico acaben en el vertedero.

En compras, VIVA ha llevado su política de sostenibilidad a decisiones diarias, pero con efectos a gran escala, como la utilización de papel de celulosa 100% sostenible —neutro en carbono en su fabricación—, una medida con beneficios medibles en emisiones, agua y uso de plástico. Igualmente, apuesta por nutrirse de proveedores locales de alimentación (fruta y verdura de proximidad), lo cual redunda en una cadena de suministro más sostenible y que protege las economías de la isla.
En un territorio limitado como el de una isla, con clima mediterráneo, la cultura de ahorro de agua es inherente a la propia VIVA. Desde hace años ha ido implantando mejoras tecnológicas y fomentando hábitos positivos (lecturas diarias, riego nocturno, grifería eficiente, formación del personal, mensajes visibles para clientes, etc.).
En lo que respecta al consumo energético, la cadena ha sustituido equipos al final de su vida útil por otros más eficientes, ha mejorado aislamientos y ha seguido evolucionando hacia fuentes renovables. También ha apostado por la monitorización horaria de consumos, alarmas que detectan desviaciones y automatizar la climatización e iluminación según la ocupación real.
Todos los hoteles de VIVA disponen ya de instalaciones fotovoltaicas, lo que permite evitar cada temporada la emisión de toneladas de CO₂, al tiempo que se reduce la huella de carbono por estancia. De hecho, la energía producida por las placas fotovoltaicas ya cubre parte de las necesidades de los hoteles y se combina con aislamientos, sombreados y mantenimiento preventivo para alargar la vida útil de las instalaciones. Son decisiones pequeñas y constantes que, tanto de forma desagregada como conjunta, explican por qué la energía consumida en cada estancia en un hotel VIVA sigue bajando en cada temporada.

La visión social de VIVA se articula a través de su fundación, que tiene una visión amplia sobre el conjunto de Mallorca, con proyectos de medioambiente, deporte, educación, cultura y ayuda a los más desfavorecidos. La Fundació Hotels VIVA también impulsa acciones como la limpieza del Lago Esperanza en Alcudia y participa en RestaurAlcúdia, que contribuye a la planificación del uso público de las zonas húmedas de Maristany y s’Estany des Ponts.
Pero la sostenibilidad también se percibe en la propuesta de valor. VIVA gestiona cuatro hoteles en la bahía de Alcudia (VIVA Golf Adults Only 18+, VIVA Sunrise, VIVA Eden Lago y VIVA Blue & Spa) dos en la incomparable e icónica Cala Mesquida (VIVA Cala Mesquida Resort y VIVA Cala Mesquida Suites & Spa Adults Only 16+) y el Hotel Rural Predi Son Jaumell, una joya de Capdepera que respira tradición entre encinas milenarias y arquitectura del siglo XIV. La marca combina entornos de montaña y playa, deporte y relax, familias y adults only, en definitiva, diferentes formas de disfrutar de Mallorca con un denominador común: una hospitalidad consciente.
La propuesta deportiva de VIVA —desde el ciclismo a la natación o el trail— conecta sostenibilidad y destino. Fomenta la movilidad suave (bicicleta y a pie), desestacionaliza la demanda y anima a descubrir la isla sin prisa, por rutas y paisajes que merecen ser admirados y cuidados. La colaboración con pruebas de referencia en Mallorca y los servicios pensados para deportistas ayudan a que cada entrenamiento deje la menor huella posible: logística programada, hidratación responsable, horarios adaptados y un respeto escrupuloso por los entornos naturales que nos rodean.

Porque el turismo del presente y del futuro es, necesariamente, un turismo con límites: eficiente en lo que consume, sensible con el paisaje y aliado de la cultura y la economía locales. La experiencia de VIVA demuestra que es posible seguir creciendo mientras se reducen los impactos sobre el territorio, planificando, midiendo, formando y aprovechando la tecnología. Los avances no se logran con acciones aisladas, sino con centenares de decisiones que van marcando el camino.
Hotels VIVA, seis hoteles de costa y un hotel rural que honra la Mallorca agraria; cultura local conviviendo con senderos y dunas; deporte que respira aire libre; entretenimiento familiar y para adultos, auténtico y comprometido, y una comunidad de personas -empleados, proveedores y huéspedes- que entienden que el privilegio es poder volver a una isla tan bella como la primera vez. Esa es, en esencia, la propuesta de VIVA.





