La Asociación de Vecinos del Paseo Marítimo de Palma ha vuelto a denunciar el comportamiento incívico de algunos jóvenes, en esta última ocasión, en la zona de las golondrinas, donde amarran las embarcaciones que realizan "party boats". Los vecinos hacían llegar a los medios este fin de semana videos en los que se puede ver a jóvenes lanzando objetos al agua o, precipitándose ellos mismos desde el muelle.
Los vecinos de la zona -tanto del Paseo Marítimo, como cercano barrio de Son Armadans- viene denunciando excesos similares durante las últimas semanas. Ruidos, peleas, suciedad o una interminable fiesta nocturna concentran buena parte de sus críticas y exigen soluciones. Con tal motivo ya hicieron llegar sus peticiones tanto al presidente de la Autoridad Portuaria de Baleares, Jaume Colom, como al director, Jorge Nasarre, máximos responsable de las competencias en esta zona de Palma para la que disponen de un cuerpo policial específico, como es la Policía Portuaria.
De momento, las autoridades les han dado la razón afirmando que ningún buque, amarrado o navegando, puede emitir música alguna o ruido "que no sea propio del puerto", y que aplicarán la ordenanza contra el ruido si se confirman los hechos. Los hechos los demuestran los vecinos semanalmente con videos compartidos en las redes, en los que se advierte otro tipo de comportamientos incívicos, no solo en los barcos y en los muelles.
Los residentes de las viviendas cercanas merecen que se empiecen a adoptar sanciones ejemplares. No sólo por respeto a la convivencia, sino como prevención ante lo que, a menudo, son actitudes que conllevan un gran peligro.
Por otro lado, este tipo de situaciones alimentan la sensación de que Palma pueda ser un destino turístico degradado, incívico, alejado de la calidad que se persigue desde hace años, fomentando, además, reacciones turismofóbicas que algunos no dejan de evidenciar. Para combatirlo, es necesario adoptar medidas correctoras de urgencia, sin transigir con este tipo de comportamientos; no hacerlo es injusto para los vecinos, para los empresarios de la zona o, incluso, para los miles de turistas que se desenvuelven con normalidad sin tener que hacer el cafre.