La distancia no ha desdibujado la visión de Balears a la secretaria de Estado de Turismo, Isabel Borrego. Siguen preocupándole, y mucho, los principales problemas que afectan al sector turístico en el Archipiélago, incluso los más específicos, como es el caso de Punta Ballena.
Es una satisfacción constatar que desde la Secretaría de Estado se tienen muy presentes los problemas que afectan a la principal industria del Archipiélago, desde el IVA turístico hasta trabajar por recuperar mercados emisores actualmente en crisis como es el ruso.
Isabel Borrego también se muestra satisfecha por la labor desarrollada en Palma por el teniente de alcalde Alvaro Gijón y sus iniciativas para que la ciudad tenga atractivo turístico durante la temporada baja. Los resultados están a la vista, como es la fiebre que se vive en la actualidad por abrir establecimientos hoteleros en el Casco Antiguo o los trabajos que se desarrollan para conseguir su declaración como Patrimonio de la Humanidad por parte de la Unesco.
Sin embargo, Isabel Borrego tiene que hacer más por Balears. El Archipiélago tiene que adquirir un peso mucho más importante en Madrid. Su presencia en un puesto tan importante ya es una evidente conquista, pero la visión balear de la realidad española debería ser tenida mucho más en cuenta. El turismo ha demostrado que es un sector fundamental para la salida de la crisis y el esfuerzo balear en esta dirección es indiscutible.
Pero de la misma manera Madrid debería dar muchos más apoyos a Balears. Quedan retos muy importantes que no se acometen por falta de recursos, como es, por ejemplo, la reforma del Passeig Marítim de Palma. Tampoco hay que olvidar que las obras del Palau de Congressos han estado dos años paradas por falta de recursos. Es un contrasentido que una comunidad puntera padezca tantas carencias cuando con más inversiones su capacidad de crear riqueza se vería altamente potenciada.
Y en un sentido más amplio, la voz balear tendría que tener una mayor consideración en la capital. Se trata de una comunidad ágil, cosmopolita y plurilingüe que tendría mucho que aportar a muchos de los problemas que afectan en la actualidad a España. El estilo balear, basado en el esfuerzo y la visión de futuro ha de ganar más reconocimiento en Madrid.
Y sin ocultar que ello debería suponer una mejor financiación, una mayor sensibilidad con el IVA turístico y la consecución de un mayor bienestar para los isleños, pero también aportaría confianza a un poder central que podría presumir de una comunidad que ha sabido dejar atrás los peores tiempos de la depresión y ha apostado con decisión por el optimismo.
Hay que seguir apoyando a Isabel Borrego en su tarea, pero ella también ha velar al máximo por
los baleares en Madrid.
