El sábado pasado falleció en Cáceres un gran amigo, Jesús Santamarta García, a los 57 años de edad, víctima del cáncer. Jesús fue guardia civil de la Asociación Unificada de Guardias Civiles (AUGC). Se incorporó en 2002 a la Junta Directiva Nacional como secretario de Finanzas con Fernando Carrillo. Y continuó en la JDN que tuve el honor de liderar desde 2006 a 2008. Fue mi mano derecha en el sindicato y un grandísimo compañero y amigo.
Santamarta tenía una inteligencia fuera de lo común y una facilidad pasmosa con las matemáticas y la física, lo que, unido a una memoria asombrosa y a un altísimo rigor, hizo que fuese la persona idónea para gestionar la tesorería de una organización que en aquella época ya contaba con 27.000 afiliados y delegaciones en casi todas las provincias de España. También era un gran amante de la astronomía y de la astrofotografía, disciplina por la que llegó a ganar algún premio nacional.
En público, Jesús parecía un hombre serio y poco expresivo, pero quienes tuvimos la suerte de conocerle bien sabemos que aquella era una coraza tras la que se escondía un tipo con un gran sentido del humor, muy buen conversador, discreto en grado máximo y con el que era muy fácil reírse por cualquier cosa.
Jesús adoraba a su mujer, Prado, y a sus hijas, Alma y Pradito. El destino, en un alarde de desventura propio de una película de terror, quiso que su hija menor, Pradito, de 24 años, falleciese repentinamente tan solo cinco días antes, tras visitarle en el hospital. Un auténtico drama.
Era un trabajador incansable y como tal, dedicó incontables horas a la AUGC. ¡Cuántas asambleas, cuántos viajes, cuántas reuniones, cuántas visitas! Santamarta hablaba poco en las asambleas de la Asociación, pero cuando lo hacía era certero, con una gran capacidad para resaltar lo importante y obviar lo intrascendente.
Tras la manifestación de uniforme del 20 de enero de 2007 (acto por el que fue expedientado y represaliado, como lo fuimos otros 30 dirigentes de AUGC), Jesús me acompañó en las negociaciones con representantes del Ministerio del Interior y del PSOE que tuvieron lugar en el Congreso de los Diputados, para que vieran la luz la Ley de Derechos y Deberes, y también la Ley de Régimen Disciplinario. Se recordará que era un hábil negociador, duro de pelar. Gran parte de lo conseguido en 2007 fue gracias a él. La deuda que AUGC y el conjunto de la Guardia Civil tiene con Jesús Santamarta es enorme.
Su marcha nos ha entristecido muchísimo, sobre todo porque se ha ido demasiado joven y pocos días después de perder trágicamente a una hija. Pero agradezco a la vida haber podido conocerle bien, trabajar junto a él y haber aprendido enormemente de un tipo honesto, leal, franco y un gran sindicalista. Su recuerdo nunca me abandonará. Descanse en paz.





