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Jaume Casasnovas juró hace 27 años su cargo como juez de paz en Sóller. Desde entonces y, salvo un periodo de cuatro años, no ha dejado de ejercer. Con convicción de poder desarrollar un papel de “hombre bueno”, tiene vocación de servicio.
La figura que representa, no sólo en su localidad natal, sino también como presidente de la Asociación de Jueces de Paz de Baleares, permite alcanzar acuerdos entre particulares. Un propósito fundamental es reducir la litigiosidad en los tribunales y lo consiguen. Según Casasnovas, “se evitan muchos pleitos” en toda España, donde ejercen 7.500 colegas.
El objetivo primordial del juez de paz es "resolver cuestiones penales y civiles antes de ir a juicio", cuenta en una entrevista con Armando Pomar en esRadio Baleares. Entre los casos concretos en los que intervienen con éxito destaca las diferencias entre vecinos por lindes en Mallorca.
Casasnovas explica como "siempre llamamos a las partes" y habitualmente "se les cita en un bar" para solucionar las discrepancias entre vecinos, con discreción y aportando neutralidad”.
Entre las claves del éxito del juez de paz -figura con 170 años de historia en el país- lo primordial es "conocer a la gente del pueblo" y explica que son propuestos por los ayuntamientos, donde deben lograr mayoría absoluta del pleno, y son nombrados por el Tribunal Superior de Justicia de Baleares. Su mandato es de cuatro años y un requisito fundamental es no tener afiliación política.
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