Desde que se supo con certeza que iríamos de nuevo a elecciones generales hay un movimiento de rechazo, mayor si cabe, hacia los políticos y a la participación en las próximas elecciones de noviembre.
Estoy convencido que esas posiciones son las peores que se pueden adoptar por varios motivos que pretendo comentar a continuación, aunque a mí tampoco los políticos profesionales no me gustan pues demuestran un desapego de la realidad y del esfuerzo de llevar una nómina a casa (¿a qué se han dedicado Iglesias, Sánchez, Rivera, Casado y Abascal anteriormente?).
Si nos limitamos a abstenernos cada uno de los partidos se apropiará del no voto para defender sus intereses, haya ganado o haya perdido. Abstenerse es renunciar al ejercicio del derecho más importante que tenemos en democracia y que tanto esfuerzo supuso su obtención, por no mencionar vidas.
Independientemente del interés que despierte en cada uno de nosotros la política, sus consecuencias nos van afectar en forma de subida o bajada de impuestos, subida de pensiones, restricción o ampliación de cualquiera de nuestros derechos; aunque no nos guste nos afecta muy seriamente a nuestras vidas.
Ir a votar masivamente supone decirles a nuestros políticos que no les firmamos un cheque en blanco para la gestión de nuestro dinero, que estamos vigilando; ir a votar es demostrar que nos interesa nuestro futuro y el del medio ambiente, pues realmente quien legisla sobre ello son los diputados y los gobiernos; ir a votar es manifestar que creemos una determinada forma de vida que se llama estado del bienestar y les ordenamos a nuestros políticos que lo cuiden y lo desarrollen siguiendo nuestras indicaciones.
Debemos creer de manera profunda que nosotros somos los responsables de que el país siga adelante, que la responsabilidad de entregarles un país mejor a nuestros hijos es nuestra y por lo tanto debemos luchar por ello, y la forma más sencilla pero efectiva de hacerlo es yendo a votar en noviembre. Nadie hará nuestro trabajo
Los cursis lo llaman la fiesta de la democracia yo simplemente creo que es una gran oportunidad para decirle a nuestros políticos que lo están haciendo muy mal, que su pereza, sus insultos, su dejadez, sus intereses y sus conspiraciones de salón no nos representan; esto va de otra cosa, va en serio y sólo lo podemos arreglar nosotros, como en otras muchas ocasiones, debemos ir masivamente a votar.
Si un hombre aglutinó ilusiones y esperanza en el siglo XX fue JFK, quizás su muerte, su asesinato, lo han convertido en leyenda, como legendario es su discurso de juramento de Presidente, frente al Capitolio el día 20 de enero de 1961 donde dijo “no preguntes lo que tu país puede hacer por ti, pregunta lo que tú puedes hacer por tu país”, ese es el espíritu que aún hoy debe perdurar, cincuenta y ocho años después y buscando todavía nuestro Kennedy, ¿Qué podemos hacer por nuestro país?, ir a votar para empezar a cambiar las cosas. Si no quizás no podamos ni quejarnos. Que pasen un feliz día.