La Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en Oriente Próximo (UNRWA), entidad que presta ayuda humanitaria y garantiza el acceso a la educación, sanidad y servicios sociales a los refugiados palestinos en Siria, Líbano, Jordania y en los territorios ocupados de Gaza y Cisjordania, ha sido señalada por el Estado de Israel bajo la grave acusación de que 12 de sus empleados participaron de forma activa en los ataques perpetrados por Hamas en territorio israelí el pasado día siete de octubre del año pasado.
Aquella matanza se cobró la vida de más de 1.200 personas, más de 1.500 resultaron heridas y 240 fueron secuestradas, de las que en la actualidad más de un centenar siguen retenidas.
A consecuencia de esa imputación, los responsables de la UNRWA anunciaron el despido de los empleados palestinos bajo sospecha y prometieron una investigación interna. Sin embargo, los principales países contribuyentes a la financiación de la agencia han anunciado que paralizan temporalmente sus aportaciones. Se trata, por el momento, de Estados Unidos, Canadá, Reino Unido, Alemania, Italia, Países Bajos, Suiza, Finlandia y Australia.
Esta situación compromete seriamente la labor humanitaria de la UNRWA, según ha asegurado su comisionado general Philippe Lazzarini, como también el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, quien ha reclamado a estos países que reconsideren su decisión y reanuden de forma inmediata su financiación.
Lamentablemente, no es la primera vez que la UNRWA es cuestionada, aunque nunca con esta gravedad. En Baleares, entre 2015 y 2023, la agencia recibió del Govern del Pacte, presidido por la socialista Francina Armengol, más de 2,1 millones de euros. Sin embargo, algunos de los proyectos financiados se alejan mucho de lo que puede considerarse ayuda humanitaria, pues se aportaron casi 270.000 euros para costear proyectos destinados a sensibilizar a la ciudadanía con la causa palestina, tales como cómics o talleres de teatro; algo que no hicieron el resto de ONG que también recibieron dinero público del Govern.
Destinar recursos económicos que se supone deben ayudar a los refugiados en Palestina, con las inmensas necesidades que sufren en todos los órdenes, a sufragar campañas de concienciación propalestinas, es malgastar el dinero de todos. Y está claro que la UNRWA no es un ejemplo útil en la utilización de todos los recursos que recibe en ayudar a los que realmente lo necesitan. Si, además, ahora se suma que su actuación es sospechosa de colaborar con Hamas, lo prudente sería suspender la financiación, como han hecho Alemania, Italia y Francia, entre otros socios de la Unión Europea, hasta que la situación se aclare.





