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La Atención Primaria de Mallorca ha sido desmantelada

Por Joan Miquel Perpinyà
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jmperpinyamallorcadiariocom/10/10/25
jueves 21 de octubre de 2021, 05:00h

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Las últimas noticias sobre la saturación de las Urgencias de Son Espases y la acumulación de pacientes que esperan en camillas varios días para poder ser ingresados, son la consecuencia lógica del desmantelamiento de facto de la Atención Primaria en Mallorca, algo que se ha producido progresivamente ante nuestros ojos sin que a nadie parezca importarle y sin que nadie mueva un dedo.

Pondré un ejemplo en primera persona, con perdón. El día siete de octubre pedí cita presencial para el médico de familia de mi madre, una paciente de 81 años aquejada de Parkinson y diabetes, entre otras enfermedades graves. Me dieron cita ayer, día 20, en el Centro de Salud Escola Graduada de Palma. 13 días para que te vea un médico de medicina general me parece un absoluto exceso que, a poco que algo te duela o te preocupe, nadie es capaz de soportar como si nada, y de ahí que se acuda en masa a Urgencias. Y de ahí el colapso.

El médico de cabecera de mi madre hace más de un año y medio que no la visitaba. Las veces que hemos tenido necesidad de consultarle algo lo hemos hecho telefónicamente, aunque con muchas dificultades, porque a menudo ni siquiera nos han llamado cuando lo habíamos solicitado.

Ha sido más fácil que visite a mi madre su neuróloga en Son Llàtzer que su médico de cabecera, imagínense cómo está el panorama. Pero a nadie le importa.

Los profesionales se quejan y la Conselleria de Salut les desmiente, tachándoles casi de embusteros, como que no haya ningún problema, pero lo hay y es gravísimo. Del mismo modo que es prácticamente imposible contactar con los centros de salud, sencillamente porque en la inmensa mayoría de casos o no contestan al teléfono o el personal administrativo no da abasto para atender a los usuarios.

La situación es calamitosa, pero nadie hace ni dice nada, ni el Govern (ni los partidos que lo integran, PSOE, Podemos y Més per Mallorca), ni tampoco la oposición, que debería poner el grito en el cielo ante este desastre que inevitablemente tiene consecuencias en la salud de la población. Y más que tendrá.

Ante esta catástrofe de la sanidad pública que nadie quiere admitir, pero que los usuarios —y los profesionales— padecen como nunca antes, no es extraño que la sanidad privada esté haciendo su agosto y, como hemos leído hace poco, se constate que 351.000 ciudadanos de Baleares, casi el 30% de la población, tiene suscrito un seguro médico privado. Para que vengan los partidos de izquierdas a hablarnos de defender los servicios públicos. Ya vemos de qué forma tan desastrosa.

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