En menos de dos semanas damos carpetazo al curso académico. Y en estas fechas el único tema de conversación entre los docentes es la evaluación; da igual la hora y el lugar. Tanto si te encuentras en el pasillo, la sala de profesores, como si lo haces en el bar de tu centro educativo. Los profesores monopolizamos nuestro tiempo en hablar de las temidas notas: aprobados y suspendidos, promoción o repetición, titulación. Y este año más todavía con el nuevo cambio normativo en la ley de educación.
Que la cultura del esfuerzo se había ido al garete en el 2006 con la entrada en vigor de la pretérita LOE ha sido una realidad que hemos constatado a lo largo de estos años; pero que esta ley la haya acabado de dilapidar es un error que las generaciones de esta ley pagaran a largo plazo.
Hagamos cábalas y pensemos que la única intención de este gobierno es mejorar los datos estadísticos de educación en nuestro país. Está claro que, con la coletilla 'el número de asignaturas suspendidas no será determinante para decidir la promoción de un alumno', están engrasando la máquina para ponerla en marcha y hacer títulos de la ESO sin parar. Si lo analizamos con detenimiento, podemos observar que cada vuelta de rosca que damos es para hacerlo todo más fácil. Venga, pobrecitos, vamos a simplificarlo que si no, después, se frustran, me comentaba un compañero de trabajo enojado con esta barbaridad.
Pero no querías caldo, pues taza y media. No sólo para la ESO, sino que también el modelo se repite en el bachillerato. Los alumnos, a partir de ahora, pueden obtener el título de bachiller con una asignatura suspendida mientras la media sea igual o superior a 5. Menos mal, muchísimas gracias, Sra. Ministra. Este hecho va a abrir la puerta a que todos los alumnos de bachillerato abandonen una de las asignaturas del segundo curso. Sí, es cierto, la ley también dice que esto será así siempre y cuando no se observe inasistencia. Pero, ¿a qué se refiere la Ministra con inasistencia? ¿Física o mental? Habrá alumnos que estén de cuerpo presente, pero de mente ausente. En esos casos, ¿qué hacemos los que estamos en la primera línea de batalla?
¿Quién no ha escuchado esta frase: "No sé qué hacen en infantil, pero los niños llegan a primaria con un nivel bajísimo”? Y así, cambiando infantil por cualquier otra etapa, la frase se repite en colegios e institutos. A partir de ahora será igual de frecuente en las universidades.
¿Qué futuras generaciones estamos creando con esta ley de educación? Insisto: únicamente podemos competir con talento, y de esta manera lo que estamos haciendo es matarlo.