Tras mis saludos cordiales al vencedor del Congreso del Partido Popular de les Illes Balears y deseando mucha suerte a Biel Company, que hoy debe brindar con champany, quiero retroceder y situarme sobre las fotos de prensa del pasado sábado, fotos de prensa -siempre expresivas y necesarias para ver lo que se cuece en el alma de candidatos y compromisarios-. Fotos, digo, del sábado sabadete, donde los candidatos comienzan ensayando ante el respetable el abrazo del oso. Ante este abrazo cabría preguntarse ¿Quien de los dos candidato es más oso que el otro con lo del abrazo? Un abrazo entre personajes que en el anterior “staf Balear” han sido amigos de filas y uno especialmente, el de San Joan, ha sido, gracias a que el otro era y lo metió en la alineación.
Abrazo del oso, ante muchos otros palmeros, que también cumplieron, formaron en el Gobierno anterior y que los podemos localizar en la foto, por su joroba, ya que aún andan genuflexos.
Es de suponer, que tales chaqueteros habrán pedido perdón o disculpas -supongo – al Senador de Marratxí, por haberse colado en el otro bando. Ni que decir de los cocodrilos y caimanes que aparecen en la foto. Seres que huelen ya a naftalina política y que siempre están mareando la perdiz para ver si pescan algo. No diremos nombres ni de unos ni de otros, pero coincidirán conmigo que el espectáculo es clamoroso .
Volviendo a la foto, del abrazo del oso, vemos el sábado a un testigo de excepción, que quiere unir la división existente,- la de antes del Congreso y la de después del mismo-, me refiero a Fernando Martínez Maillo – la sonrisa del régimen de Génova-. El hombre, intenta que los dos se quieran incluso abraza a ambos candidatos con la intención de que unan sus intereses, pero sabe que no lo conseguirá . Lo siento pero no habrá boda ni siquiera de conveniencia. Es imposible que el vino y el aceite se unan, además, no hablan la misma lengua, Uno habla el catalán de aquí y el otro el Balear.
Si me lo permiten, iniciaré un receso para aprender -lenguas, también- faltaría más, que uno está abierto a descubrir cada día, a ilusionarse, a suponer que no habrá más decepciones. Abierto siempre al que nos enseña o nos descubre más vida y esperanza, eso sí; pero les confieso: estoy un poco cansado de aprender tanto. Así pues, me dispongo a descansar un rato. Hasta siempre.