Quince años después, el RCD Mallorca vuelve a estar en las semifinales de la Copa del Rey. Los de rojo y negro eliminaron el pasado miércoles en un abarrotado (y reformado) Son Moix a un Girona que llegaba a la isla como flamante líder de la competición liguera y con tan solo una derrota encajada en lo que llevamos de temporada.
Será la quinta vez que los 'barralets' disputen la penúltima ronda del conocido como el 'torneo del ko'. Las tres primeras -Sporting de Gijón (1991), Deportivo Alavés (1998) y Deportivo de la Coruña (2003)- acabaron con celebraciones en el santuario mallorquinista de Sa Font de Ses Tortugues. La más reciente, la de 2009, fue la única que finalizó con decepción. Aquella noche, Pinto detuvo un penalti a Martí en Son Moix que pudo haber impedido el 'sextete' a la postre conseguido por el FC Barcelona de Pep Guardiola.
Ahora, los de Aguirre afrontarán dos partidos que les puede llevar a la cuarta final de Copa del Rey de su historia, después de las perdidas en el Santiago Bernabéu ante el Atlético Madrid (1991) y en Mestalla frente al Barça (1998) en los penatis, y la ganada en el Martínez Valero de Elche ante el Recreativo de Huelva en 2003.
En el caso de lograr el billete para la séptima final de su historia, ya que a las citadas anteriormente hay que sumarles dos de Supercopa de España y una de Recopa, los ahora dirigidos por Javier Aguirre tendrán un triple premio. Y es que, además de volver a luchar por un título, los isleños sellarían virtualmente su regreso a Europa tras 21 años de ausencia y reservarían su plaza para luchar en enero de 2025 por el primer trofeo del año en Arabia.
Mención especial merece la sufrida afición mallorquinista. Hace 21 años, en 2003, hasta 14.000 seguidores se desplazaron hasta Elche para ver la final. Que se vayan preparando las agencias. Sevilla será bermellona.





