Ha llegado a mis manos la declaración del American College of Pediatricians (Colegio de Pediatras de EE.UU., ACP) en la que urge a educadores y legisladores a rechazar las políticas que condicionan a los chicos para que acepten como algo normal la “interpretación química y quirúrgica del sexo opuesto”.
“Los hechos, no la ideología, determinan la realidad”, apuntan los directivos del ACP, entre quienes se cuentan especialistas en endocrinología y psiquiatría infantil. “La sexualidad humana –explican– es un rasgo biológico binario objetivo. ‘XY’ y ‘XX’ son marcadores genéticos de salud, no de un trastorno. La norma del diseño humano es ser concebido masculino o femenino”.
Partiendo del hecho del rasgo binario, los expertos califican como “extremadamente raros” los trastornos del desarrollo sexual (TDS), que incluyen la feminización testicular y la hiperplasia suparrenal congénita, “desviaciones médicamente identificables de la norma sexual binaria, [que] son correctamente consideradas como desviaciones del diseño humano. Las personas con TDS no constituyen un tercer sexo”.
Asimismo, subrayan que “nadie nace con un género: todos nacen con un sexo biológico”. El género, la percepción de sentirse como hembra o varón, es un concepto psicológico y sociológico, no un concepto biológico objetivo. La conciencia de ser masculino o femenino, en tal sentido, se desarrolla con el tiempo y puede descarrilar a causa de las percepciones subjetivas, las relaciones y las experiencias adversas a que se enfrenta la persona desde su infancia en adelante.
De igual modo, los firmantes refieren que la creencia de una persona acerca de ser algo que objetivamente no es, constituye, en el mejor de los casos, una señal de confusión. “Cuando un niño [físicamente] saludable cree ser una niña; cuando una niña saludable cree ser un niño, existe un problema psicológico objetivo, que radica en la mente, no en el cuerpo, y debe ser tratado como tal. Esos chicos padecen una disforia de género (DG) (…), antiguamente denominada ‘trastorno de identidad de género’ (TIG), un desorden psíquico reconocido en la más reciente edición del Manual Diagnóstico y Estadístico (DSM-V) de la American Psychiatric Association. Las teorías de la psicodinámica y el aprendizaje social de la DG/TIG no han sido jamás refutadas”.
La tasa de suicidios entre los adultos que se han sometido a intervenciones de reasignación de sexo suele ser 20 veces mayor que la del resto de la población.
Además, los especialistas del ACP remiten nuevamente al manual de la APA, para destacar que un 98% de chicos confusos con su género, y un 88% de las chicas en idéntica situación, terminan aceptando su sexo biológico una vez concluida la etapa puberal.
Por último, los pediatras advierten que concebir la discordancia de género como algo normal a través de la educación pública y las políticas legales, y condicionar a los chicos a aceptarla, puede considerarse directamente “maltrato a menores” y provocarles confusión a padres y a hijos.
Nos seguiremos empeñando en hacer daño a los menores?