La Inteligencia emocional es aquella que comprende la habilidad de supervisar y entender las emociones propias así como las de los demás, discriminar entre ellas y utilizar esta información para guiar nuestro pensamiento y nuestras acciones. Einstein abordo algunos aspectos de la inteligencia emocional cuando sugirió : “que no podemos resolver nuestros problemas con los mismos modelos de pensamiento con los que los creamos”.
Esto significa que la manera cómo pensamos hoy es parte del problema. Por lo tanto, para resolver, y quizás disolver, nuestros conflictos necesitamos cuestionar nuestras asunciones y posiciones sobre lo que percibimos que está ocurriendo. Este cuestionamiento es más efectivo cuando se hace en el contexto de las relaciones: pareja, amigos, equipo, partidos políticos.
La inteligencia emocional nos permite considerar nuestras opiniones como temporalmente correctas, mientras mantenemos una mente abierta a nuevas ideas
Todos tenemos que lidiar con los llamados “gigantes y cabezudos del alma”: la envidia, la rivalidad, los celos y el miedo. Su sentimiento de inferioridad les atrapa y proyectan en los demás su propia minusvalía psíquica invocando al manido complot “si no están conmigo es que están contra mi”.
Exigen una adhesión inquebrantable y por eso se rodean de liliputienses emocionales, sumisos sin criterio ni capacidad critica. Son personas con inseguridad crónica y sus relaciones interpersonales están impregnadas de desconfianza, sospecha, suspicacia y paranoidia. No se relajan, su miedo constitucional les hace estar siempre en alerta. Dejan cadáveres por allí por donde transitan. Son analfabetos emocionales carentes del mínimo prurito empático. Manejan muy mal la envidia que causa estragos sobre el vínculo y ataca destructivamente la red interaccional. Su efecto determinante es la ruptura de vínculos ya que supone una quiebra en la confianza,
La persona emocionalmente inteligente tiene una actitud positiva: resalta los aspectos positivos por encima de los negativos; valora más los aciertos que los errores, más las cualidades que los defectos, más lo conseguido que las insuficiencias, más el esfuerzo que los resultados, busca el equilibrio entre la tolerancia y la exigencia. Reconoce los propios sentimientos y emociones.
Se siente capaz de expresar sentimientos y emociones: tanto las consideradas positivas como las consideradas negativas necesitan ser canalizadas a través de algún medio de expresión La persona emocionalmente inteligente sabe reconocer el canal más apropiado y el momento oportuno Es capaz de controlar sentimientos y emociones: sabe encontrar el equilibrio entre expresión y control. Sabe esperar. Tolera la frustración y es capaz de demorar gratificaciones.
Es capaz de tomar decisiones adecuadas ya que en el proceso de toma de decisiones integra lo racional y lo emocional y se da cuenta de los factores emocionales presentes para que cada decisión sea apropiada y prudente. Y sobre todo es empática: se mete con facilidad en la piel del otro, capta sus emociones aunque no las exprese en palabras sino a través de la comunicación no-verbal.
En los conflictos hay muchos desencuentros, encontronazos y malentendidos. Presidenta Armengol reúnase con nosotros para poder darnos la oportunidad de pedir disculpas, de aceptar las suyas y de negociar el acuerdo de carrera. Les hicimos una propuesta que no fue considerada ni deliberada. Rectifique, negociemos el derecho de carrera, incluyamos a los 4.300 profesionales del IB Salut y a los 3.800 funcionarios. El diagnostico esta hecho, después de la visceralidad llega la hora del lóbulo frontal. Bien tomemos juntos la decisión más prudente.
Es la hora de la corresponsabilidad.
En un próximo articulo abordaré el PP balear y su inteligencia emocional en el contexto actual .Y recuerden los 18.000 funcionarios estamos en derrota transitoria pero nunca en doma.





