Ya saben ustedes que soy muy observador y que cada vez que piso un centro de salud me gusta leer todos los carteles informativos que puedo, hablar con las personas e intentar comprender a unos a y otros. Pues bien, en una de estas visitas me he encontrado con un cartel que avisa de un corte de luz, por parte de Endesa, de ocho de la mañana a tres de la tarde, por lo que todos los pacientes citados ese día no podrán ser atendidos y tendrán que gestionar otra fecha. Vale, la culpa no es de nadie, salvo de Endesa, pero digo yo ¿no deberían contar con un sistema alternativo? ¿La luz se corta y nadie puede trabajar a lo largo de 7 horas? ¿Habrá que hacer curas, analíticas o atender urgencias a la luz de las velas? No hay respuesta, tal vez es que contar con un grupo electrógeno propio es muy caro y nada rentable, ya que estos trabajos de la compañía eléctrica suelen ser muy esporádicos, pero estoy asombrado de que unas obras puedan dejar un centro de salud fuera de servicio. Y ya que hablamos de atención primaria, no estaría de más que los responsables de recursos humanos, de personal o de lo que sea, impartiesen un curso de amabilidad a los que se dedican a atender al público. Ya sé que no debo meter a todos en el mismo saco, ni que paguen justos por pecadores, pero me he encontrado con cada uno que es capaz de provocarme hipertensión y eso que no soy hipertenso, o ponerme fatal de los nervios. Un ejemplo totalmente real: Le pregunta una joven al administrativo que está tras el mostrador de recepción: ¿Dónde está la consulta del doctor X? Respuesta: -En este centro. La joven le mira con cara de no creérselo y le dice: -Hasta ahí llego, pero por si no me ha entendido le pregunto por el piso y el número de consulta. Me quedo estupefacto, porque no es una broma, no, es que el administrativo va de “listo” y con su actitud provoca que más de uno llegue a la consulta del médico indignado y predispuesto a saltar a la primera. Una buena manera de garantizar la tranquilidad y la calma en las consultas. Y eso que la joven era educada, que si llega a ser de “borde” como él, la respuesta hubiera sido de antología. Mientras tanto, no puedo por menos que preguntarme qué es lo que está pasando en esta sociedad, en la que tanto nos ocupamos de la tecnología y tan poco del trato humano. Los problemas deben quedarse en casa y no llevarlos al trabajo, pero muchísimo menos si ese trabajo se realiza con enfermos, aunque sea a la luz de las velas. “Siempre es más valioso tener el respeto, que la admiración de las personas” (Rousseau).





