Un fallo de Nunes y se acabó el partido. Y también las ilusiones de un Mallorca, mejor equipo que la Real Sociedad, que dejó en Anoeta una imagen de grupo triste. Parecía uno de esos encuentros marcados por la conformidad de firmar el empate antes de saltar a un campo azotado por la lluvia y el viento, elementos que en nada contribuyen al espectáculo. Mira, un disparo inocente a puerta por equipo en la primera aparte son ejemplo de que ni había ganas ni convicción. El contraataque de los de Laudrup, que pudo dejar el encuentro visto para sentencia con un poco, solo un poco de resolución en el pase, se estrellaba en las botas de los delanteros del Mallorca, inútiles, torpes, sin visión de juego, desesperantes para el aficionado mallorquinista. Y en la segunda parte, un fallo de Nunes, que estuvo negado casi toda la noche, permitió al más listo de la clase, en plan ratoncito, colocar la cabeza a medio y metro de altura para meter un gol que es para sacar lo colores a cualquier defensa que se precie. Y claro, Laudrup reaccionó. Cuando salieron al campo el mejor jugador ofensivo que tiene, el “Chori” Castro, y esa promesa con buenas maneras llamada Aki, cambió el panorama. Es cierto que en la última media hora el Mallorca tuvo sus mejores momentos, pero también es cierto que el ataque desesperado permitió a la Real gozar de grandes oportunidades. Y eso es el fútbol, que te la juegas compitiendo, pero lo otro, la tristeza de un equipo inoperante en el centro y negado en la delantera, es lo que no se puede permitir. La situación es la que es y conviene asumirla, pero algo más siempre se puede hacer. Por ejemplo, Castro, por muy mal que esté, es mejor que ninguno cuando se lanza al ataque. Y no era titular. Y a Aki hay que darle más oportunidades, porque los que tenemos arriba no dan la talla ante equipos de menor cuantía como la Real. Muy triste todo y eso que era lunes.
