Una de mis mayores ilusiones es que esta crisis covid cambie realmente varias cosas en este mundo que claramente va por una dirección equivocada. Una de ellas sería que cambiase el modelo de empresa en el que estamos acostumbrados a trabajar y a invertir. Me refiero al modelo de empresa que está guiado exclusivamente por el crecimiento de sus ventas y beneficios. No hay nada malo en crecer y menos en ser rentable y ganar dinero, sino que simplemente no es lo único importante. No tengo ninguna duda de que se está gestando un cambio en el tipo de empresas y en nuevas formas de trabajar y en este sentido es fundamental medir el progreso de las empresas desde otros enfoques y con informaciones diferentes a las estrictamente financieras.
En el 2014 y gracias a la directiva de información no financiera y diversidad se consiguió iniciar la normalización de que las empresas incorporen información sobre el impacto a la sociedad, el medio ambiente, los derechos humanos y laborales, la corrupción y el soborno. Fue el primer paso para empezar a identificar las empresas sostenibles en su concepto correcto y más amplio dado que las empresas sostenibles no son aquellas respetuosas con el medioambiente sino aquellas que además incluyen aspectos sociales relacionados con el desarrollo sostenible y la economía circular, el respeto por los derechos humanos, la lucha contra la corrupción además del desarrollo y conciliación profesional y personal de los miembros de sus organizaciones. Todo esto es una empresa sostenible.
La realidad es que desde el 2014 que se inició esta directiva de información no financiera la comisión europea ha podido constatar que muchos grupos no presentan la información y los que sí lo hacen lo han hecho de una forma que aporta más bien poco, con información no relevante, poco fiable, no comparable y de bajo valor para la sociedad y los stakeholders, a veces incluso generan esta información, pero no la publican de forma digital dificultando el acceso a la misma. En definitiva, las empresas que han generado la información lo han hecho para cumplir con el compromiso, pero sin la convicción de lo trascendente que es esta información o a lo mejor porque no pueden mostrar información positiva acerca de su compromiso con la sostenibilidad.
Por este motivo se han realizado los cambios necesarios en la directiva para guiar la transición hacia un sistema económico y financiero sostenible cumpliendo de esta forma con el pacto verde europeo y con los objetivos de desarrollo sostenible (ODS) de Naciones Unidas. Se establece de esta forma un nuevo marco de reporte que se prevé sea obligatorio para el 2024 de forma que el año 2023 las empresas ya deberán presentar las cuentas con el nuevo formato. Además, se introducirá por primera vez un requisito general de Auditoría para garantizar que la información sobre sostenibilidad sea precisa, fiable y comparable y de esta forma atender la demanda de los nuevos inversores y de los stakeholders. El objetivo es llegar a conseguir el mismo nivel de garantía similar al de los informes financieros.
En definitiva, vienen cambios trascendentales para las grandes empresas que deberán reportar una nueva información que se denominará Directiva sobre Informes de Sostenibilidad Corporativa (DISC) en un marco regulado y garantizado por una Auditoría. Lo ideal y lo que espero es que estos cambios se puedan hacer desde la convicción de la necesidad de la transición hacia la sostenibilidad y no desde la imposición, vamos a ver.