Lo intentaron con Marta Vidal, siguieron con Antoni Vera y ahora la presa era caza mayor: el vicepresident Antoni Costa. El ibicenco cometió el 'error' de no prejuzgar a Juan Antonio Serra Ferrer y respetar su presunción de inocencia, algo inconcebible en los tiempos que corren en los que la justicia se administra en los hilos de twitter sin derecho a la defensa. A pesar de ello, en cuanto Toni Costa tuvo conocimiento de la apertura de juicio oral contra el gerente de IBETEC lo cesó de manera fulminante. Por si quedara algún ápice de duda, Costa compareció para dar explicaciones e incluso reconocer que se equivocó al confiar en el ya ex alto cargo del Govern.
Asumir responsabilidades e incluso discuparse es una anomalía en política, aunque dice mucho de aquel que lo hace. Costa tuvo la valentía de comparecer solo y exponerse a la jauría de la oposición que, como es habitual, dramatizaría esta situación hasta retorcerla de manera que parezca que el vicepresidente es el verdadero acusado. Alzados como Tribunal de la Inquisición Moral, los derrotados palmeros a sueldo de Armengol no han conseguido quebrar a ninguno de los consellers contra los que han dirigido su artillería mojada.
A pesar de tener a varios imputados en sus filas, haber sido los que han excarcelado a cientos de violadores por su deplorable técnica legislativa y haber sido los que han permitido la prostitución de menores tuteladas, en la izquierda balear todavía se permiten el lujo de dar lecciones sobre feminismo y moralidad. Su uso partidista del drama que sufren muchas mujeres les lleva a arrogarse errónamente el puesto de adalides de la lucha feminista, nada más lejos de la realidad. Para ellos es sólo un caballo de batalla con el que atraer un sector del voto y con el que disparar contra todo aquel que no se trague su relato plagado de inconsistencias.
A pesar de este episodio pasajero con el que el PSIB y sus facciones sobreactuarán hasta que ya no puedan alargarlo más, el vicepresident Toni Costa seguirá siendo la mano derecha de Prohens y su brazo ejecutor en el Govern. El ibicenco es un perfil al alza dentro del PP balear, después de haber asumido la portavocía del partido y el embate contra la expresidenta Armengol, así como después de haber cumplido con las principales medidas de su programa electoral suprimiendo el Impuesto de Sucesiones entre familiares directos y reduciendo el Impuesto de Transmisiones Patrimoniales a los jóvenes que adquieren su primera vivienda. Esto es realmente lo que les molesta de Antoni Costa, que haya cumplido en cuestión de semanas con la palabra que la presidenta Prohens dio a los ciudadanos.
A diferencia del "no hay debate" del fallido ministro Negueruela, Costa sí ha dado explicaciones, ha asumido responsabilidades cesando a Serra Ferrer e inlcuso ha pedido disculpas. La semana que viene irán a por otro conseller con el que intentar debilitar a un Govern que, de momento, avanza sereno capeando los ataques insulsos de la oposición y las tentaciones irracionales de sus socios.