En una liga tan igualada, con el pulsador del ascenso muy cerca para unos, y la guillotina amenazando a otros, las sensaciones a veces transmiten más que los puntos. Hoy el mallorquinismo tiene la impresión de que regresar a Primera es utópico y quimérico, a diferencia de lo que venía pensando desde que llegó Carreras. En parte, porque el Mallorca es incapaz de ser regular. No es fácil para nadie en esta competición, pero mucho menos para un equipo que sabe que no tiene margen de error.
Dije hace un par de semanas que pensaba que los dos desplazamientos consecutivos –Lugo y Ponferrada- marcarían el camino del Mallorca. Y de momento el grupo balear ha elegido la peor senda. Igual el problema no es que se pueda perder en Lugo, algo que le puede suceder a cualquiera; si no que cualquiera no es el Mallorca, con las exigencias deportivas y económicas que eso arrastra. Así que, o la cosa cambia, o vayan preparándose para lo peor. Sí, sí, todavía puede ir a peor…
