Precisamente ahora, cuando hay un nuevo caso judicial en los medios de comunicación, es interesante leer las historias que nos cuenta Diario de Mallorca de cómo todas las administraciones públicas dilapidan el dinero sin orden ni concierto. Hoy, por ejemplo, nos cuentan cómo se hacen estudios sobre obviedades, sobre cuestiones innecesarias, para que digan bobadas, estupideces, todo bajo una presentación muy sesuda. El Diario nos recuerda que no hay un solo ente público que no se salte las normas, si nos atenemos a los informes de la Sindicatura de Cuentas. O sea... Si los jueces quisieran, con los criterios que estamos viendo, no quedarían ni las piedras en pie. Y no sólo en Baleares, sino en el conjunto de España. De todo esto, naturalmente, se deduce la necesidad de aclarar la legislación, de ordenar mejor las cosas y de actuar con realismo.
