El otro día comentaba con un amigo el cambio de vida que se ha producido en nuestros días, especialmente, desde el cambio de siglo. Compartíamos la idea de que ahora, en este país, todo esta prohibido, todo es ilegal y la vida se vuelve limitada y encorsetada, en un cúmulo de prohibiciones absurdas, burocráticas y que conducen a un modo de vida poco libre.
Por ejemplo y a vuelapluma, se me ocurre que esta prohibido beber en la calle, quien no se acuerda de todas esas verbenas, al lado de las playas de nuestras islas, con los coches abiertos, la música y la alegría de la juventud vibrando y compartiendo vida. Ahora la tendencia de los jóvenes, es estar encerrados, encorsetados en una vida virtual, abducidos por las consolas, internet y las redes sociales, siempre encerrados dentro de casa y cultivando vicios que quizás no serán el alcohol, como era antaño, pero son otros igual de dañinos, como la agresividad, la intolerancia o la endogamia cultural.
También se puede añadir que esta prohibido fumar en los establecimientos públicos y privados, ya sólo queda que lo prohiban en casa, lo cual no creo que tarde mucho en pasar. No soy fumadora ni tengo una especial predilección porque se permita fumar, pero si la tengo por la libertad y el libre albedrio y eso, en nuestra sociedad se está perdiendo a marchas forzadas.
Está prohibido que los taxistas negocien con los hoteles para que les den trabajo, esta prohibido ir en bicicleta sin casco, esta prohibido ir en coche sin sillita para niños y en el caso que sea un taxi, esta prohibido ir en él sin que el padre lleve la sillita. Por Dios, todo esta prohibido!
Pero aún hay más, si nos paramos a analizar todas las prohibiciones en materia de tráfico, a cual más absurda y con el único afán de tener a todo el mundo bajo control y aumentar la recaudación del padre Estado, cinturón, casco en moto, sólo nos falta que nos pongan el casco dentro del coche, pero no se preocupen, creo que en breve también lo veremos. Ya se está hablando de prohibir las radios en los coches porque distraen. Solo existe una palabra para definirlo: descabellado.
Cada vez las áreas de libertad o de libre albedrío están más limitadas, cada vez todo se regula más, se normativiza más y evidentemente se oprime más. Esta prohibido a los jóvenes entrar en discotecas aunque vayan acompañados de sus padres. Esta prohibido que los niños jueguen en la calle y en este caso no por ninguna regulación sino por la misma sociedad, antes se jugaba a la comba, a las canicas, al fútbol, ahora ya no. Por sí molestan, por si hacen ruido, por si rompen un cristal del vecino… Porque si ello sucede, no hay quien se libre de que aparezca la policía y el asunto termine en los juzgados que es donde acaba todo. Todo prohibido, todo regulado y todo en manos de los juzgados.
Llegados a este punto, se me ocurre recordar como este verano se prohibieron los tenderetes de los niños en un mercadillo que se organizaba desde hace años, en la isla. ¿Hacia dónde vamos? ¿Hacia el Un Mundo Feliz de Aldous Huxley o el 1984 de George Orwell?
Y lo más grave de todo ello, es que todo nos parece de lo más natural, que se restrinja nuestra libertad lo tenemos asumido como normal. Que el Estado tome decisiones que solo deberían incumbir a los propios individuos es totalmente aceptado y nos han manipulado tanto que ya creemos que es lo mejor para nosotros.
La misma vida, antes era simple, sin trabas ni ataduras ahora se ha vuelto más americana, con el control de todo y para todo, sin dejarnos llevar, y por ello, todo prohibido. Pero no hay que olvidar que los americanos vuelven escaldados de esos momentos y nosotros es allí hacia donde vamos.





