Las encuestas pronostican una derrota histórica del PSOE en las próximas elecciones autonómicas y municipales. Los socialistas pueden perder Castilla-La Mancha, Balearss, y un ayuntamiento tan importante como el de Barcelona. Si es así, el batacazo será histórico, a falta de las autonómicas en Andalucía, todo todo parece indicar que también ganará el PP. Si las cifras electorales son tan catastróficas para el PSOE como pronostican los sondeos lo normal sería que Zapatero convocase las elecciones generales después de las municipales y autonómicas. Esto es lo que haría un político de peso y responsable como Felipe González, pero las intenciones de Rodríguez Zapatero no van por ese camino. El presidente del Gobierno, liberado tras anunciar que no repetirá como candidato, no prevé convocar elecciones. Eso tiene una traducción económica. La deuda vuelve a encarecerse, los intereses ahogan a España, mientras la confianza empresarial sigue bajo a cero. El panorama económico obligaría a convocar las elecciones de forma inmediata, pero no será así. A Zapatero le importa un bledo si su salida permitiría generar confianza empresarial. El aguantará hasta el final, pero el daño puede ser irreparable.





