Hoy se termina el mes de agosto y en las fechas en que nos encontramos, la tarea periódica y constante de la limpieza de los torrentes de las islas debiera estar mucho más que avanzada. Sin embargo y por problemas burocráticos de los que la naturaleza no entiende -a menos que el conseller de Medio Ambiente, Agricultura y Pesca, Vicenç Vidal, tenga hilo directo con Manitú-, los trabajos ni siquiera han comenzado y lo que aún es peor, la conselleria competente en la materia ni siquiera sabe cuando podrán comenzarse a hacer los tan necesarios trabajos de limpieza y desbroce de los torrentes. Ante esta situación, los alcaldes han levantado la voz de alarma y desde la conselleria acusan al Partido Popular de politizar este asunto.
Tristemente, en Balears hay una gran experiencia de lo que supone afrontar los meses de septiembre y octubre, cuando suele llover de forma tormentosa, sin que las vías de evacuación de las aguas estén en condiciones de canalizar las grandes cantidades de agua que caen. Si los torrentes no están limpios y en situación de llevar a cabo su cometido -y a veces aun estándolo-, las inundaciones están cantadas.
Por ello, es bastante asombroso que el conseller Vidal pretenda que la oposición se mantenga callada ante lo que constituye un magnífico ejemplo de falta de previsión en el que nunca debería haberse incurrido. No es extraordinario que cualquier concurso o procedimiento administrativo sea impugnado. La Administración ya debiera contar con ello y adelantarse a ello. No hay excusas para que los torrentes no hayan sido acondicionados en las fechas en que estamos. Y tampoco las habrá si se producen inundaciones a consecuencia de la suciedad que en ellos se acumula.
