Hace once años que falleció José Luis Saso, un sabio que entrenó al Mallorca en varias etapas y que se atrevió a recomendar el fichaje de un preparador físico, Manuel Delgado Meco, que después lo sería del Athletic y de la Selección Española. Hasta entonces el primer técnico hacía de todo al estilo de lo que hoy ejemplifica el inquilino del banquillo del Formentera, Tito García Sanjuan. Menos limpiar el equipaje y hacer de masajista o delegado, todo lo demás recaía en el entrenador.
He sabido que el nuevo entrenador del Sevilla, ha llegado al Nervión acompañado de un segundo, dos asistentes ténicos, dos preparadores físicos, dos analistas y un preparador de porteros. Nueve tíos, casi una alineación completa, que me hacen pensar en qué consiste el trabajo del titular porque no le encuentro el hueco. Claro un equipo de medio pelo como el Mallorca tiene que pagar a no menos de cuatro para repartir tanta tarea. Casi hay más jefes que indios. O sin casi.
¿De verdad es necesaria tanta parafernalia?, porque, aparte de gravar a los clubs con unos gastos ya de por si inasumibles, no veo que del fútbol de entonces al de ahora haya tanta diferencia. Ha ido bajando el número de delanteros, hay quien juega con uno solo y otros se inventaron incluso aquello del falso “nueve” o sea, ninguno. De la famosa WM se pasó al 4-2-4, luego al 4-3-3 y más tarde al 4-4-2. Ahora vamos por el 5-3-2-1 o el 4-2-3-1 e incluso los más valientes, el 3-5-2-1, sin olvidarnos del 4-4-1-1, que también mola. Luego, el día que tienes que echar a uno, van otros ocho por delante e indemnizaciones al canto.
¿Ha valido la pena?. Creo que no. Y te tienes que quedar con aquello de que uno trabaja la estrategia a balón parado, otro en movimiento y ya solo falta el especialista en señalar a los jugadores si deben entrar en el campo con el pie derecho o el izquierdo.
¡Ah! y se me había olvidado el podólogo o el limpiabotas.





