Parásito: Que vive a costa de otro, alimentándose de él y depauperándolo sin llegar a matarlo. Meta es un parásito. Es un parásito de la red de redes, se nutre de todos nosotros. El núcleo de su negocio, la publicidad digital, requiere la extracción y procesamiento de datos de la gente en base a las distintas interacciones con sus plataformas: Instagram, Whatsapp y Facebook. Toda la historia de Meta está llena de acciones parasitarias en el sentido real, no metafórico, de crear daño a sus anfitriones.
Son muy conocidos el caso Cambrige Analytica, que utilizó una aplicación para recopilar millones de datos de usuarios de Facebook sin su consentimiento para elaborar perfiles psicológicos y las revelaciones de Frances Haugen, publicadas en el Wall Street Journal, donde se demuestra la responsabilidad de Meta tanto en la difusión de noticias falsas como daños a menores. En cuanto al primer caso, Meta accedió a pagar 725 millones de dólares por no prevenir el filtrado de los datos de sus usuarios. En relación a los supuestos daños a menores, más de 40 estados de EEUU han iniciado demanda colectiva contra Meta. La demanda hace referencia a la implementación de “funciones adictivas” en sus redes sociales, especialmente Instagram.
La semana pasada, un informe interno revelado por Reuters informaba que hasta el 10% de sus ingresos en 2024 provienen de estafas y anuncios fraudulentos. 16.000 millones de dólares. La estrategia de la compañía, ante las sospechas de fraude, fue aplicar tarifas más altas a estos anuncios, como medido de disuasión, claro que sí. Solo se vetaban los anuncios si sus sistemas automatizados de detección otorgaban un 95% de posibilidad de que se estaba cometiendo un fraude. Si el algoritmo daba una certeza menor, se aplicaban tarifas más altas como penalización. Por otra parte, la información de Reuters señala que en sus informes internos de evaluación de riesgos y de daños Meta reconocía "la importancia de las elevadas multas que probablemente se impondrían por no frenar el comportamiento en sus plataformas", y en consecuencia se "priorizó la aplicación de la ley en las regiones donde las sanciones serían más severas". Compliance de manual, amigos. Haciendo números, los ejecutivos concluyeron que el coste de la pérdida de ingresos por la supresión del contenido ilegal era comparable al de las potenciales multas de los reguladores. Todo bien.
Otro ejemplo de relación parasitaria especialmente retorcido es Free Basics, una iniciativa que pretendía dar acceso gratuito a internet en países de desarrollo. Inicialmente conocido como internet.org, trataba de favorecer la apertura a la red de millones de personas. Zambia, Tanzania, Kenia, Colombia, Ghana, India, Filipinas, Indonesia, entre otros, se unieron al programa iniciado en 2014. Sin embargo, tanto la prensa local de India como sus autoridades denunciaron que únicamente se daba acceso a Facebook y las webs de interés para Facebook, infringiendo el principio básico de neutralidad de la red. Es decir, que no se trataba de dar acceso a internet, se daba acceso a Facebook y su ecosistema para crear más usuarios, ampliar el mercado, tener más audiencias, más público, más anunciantes para/entre toda la población de estos países en vías de desarrollo. El parásito se expande y busca nuevos huéspedes. La respuesta de nuestro filántropo favorito fue “siempre es mejor tener un poco de acceso y voz a no tenerlo”. Se denominó el “internet para personas pobres” al confundir deliberadamente para muchas personas internet con Facebook. Parasitan la red, usuarios, también causas.
Ya no podemos ser ingenuos con respecto a Meta y sus prácticas. Hay que dejar de usar sus productos, sin más. Pero, ¿quién puede dejar de utilizar Whatsapp sin convertirse en un ser disfuncional social?





