Mi cuento de Navidad

Para escribir un cuento, que en esta ocasión quiero que sea distópico frente a la “realidad” que tenemos hoy en día en esta sociedad, necesito hacer varios cambios y el resultado podria ser este. Debido a un malvado hacker, se ha ido a tomar viento el sistema de whatsapp y similares, los presentadores de telebasura y sus invitados de cada día están aislados en cuarentena debido a un virus, el reggaetón dejo de gustar, las consolas dejaron de funcionar y los políticos deben pasar cada día la prueba del polígrafo antes de hablar, ya sea en las Cortes o en cualquier medio de comunicación.

Ya tenemos el escenario, empecemos el cuento. Érase una vez un país en dónde hubieron una serie de cambios (los mencionados antes) por los que sus habitantes empezaron a andar por la calle viendo las caras de los demás, ya nadie sostenía un móvil, se reconocían y hablaban entre ellos, algunos hasta iban a tomar café, los conductores tampoco usaban los móviles, ponían música o escuchaban programas divulgativos. Los niños pedían salir a las plazas y parques porque sus cónsolas ya no funcionaban y algunos empezaron a bajar de peso. La audiencia de la 2 empezó a subir y el canal Historia era de lo más visto, se programaban conciertos antiguos de Bob Dylan, Supertramp o Joan Manuel Serrat. Y en medio de todo este “caos” nuestros queridos políticos empezaron a no mentir, de hecho hacía poco que uno de ellos, Pablo Iglesias ya lo había hecho, diciendo lo que piensa en realidad de Venezuela, pero ahora se le sumaban más, oíamos a independentistas diciendo que en realidad lo que querían, era su pequeño reino y mandar ellos en exclusiva, que lo de la lengua, la historia, la futura bonanza económica una vez independizados y otras cosas eran una pantalla para esconder la realidad, que era el ansia de poder.

La sociedad estaba cambiando, hasta los banqueros dejaron de quedarse con nuestro dinero influenciados por el buen rollo de la sociedad y aumentó el número de emprendedores que querían crear proyectos para dar trabajo a personas no para pegar pelotazos tecnológicos o de otro orden, alguna multinacional se replanteaba dar trabajo en dónde se vendía su producto no en el otro extremo del Mundo con salarios de miseria.

Pero en los cuentos aparece siempre el malo, en esta ocasión era muy malo, porque el enemigo surgía de dentro y era la aparición otra vez del egoísmo, que no podía consentir esta clase de mundo, demasiado feliz, por lo que trazó un plan maquiavélico y creando comandos de acción rápida, estos fueron a curar y poner en funcionamiento otra vez a los que hacían televisión basura, empezaron a gastarse dinero en promocionar otra vez el reggaetón, descubrieron y repararon los virus de los sistemas de watsapp y los de las cónsolas, pero lo peor de todo fué cuando eliminaron el polígrafo que debían pasar los políticos, entonces nos dimos cuenta que era el final, volvieron otra vez a hablar sabiendo que podían mentir otra vez, como toda su vida habían hecho.

Ya ven ustedes, el hombre es el peor enemigo del hombre, pudimos ser felices durante un corto tiempo, como este que viene de la Navidad, pues aprovechémoslo porque ya ven que las alegrías en este Mundo duran poco.

Felices Fiestas.

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