Hace unos días los medios de comunicación informaron de que la presidenta del Govern, Francina Armengol, había recibido su primera dosis de la vacuna Covid-19 en el polideportivo Germans Escalas de Palma. Como hemos hecho cualquiera de nosotros, la presidenta pidió cita previa a través de la web y acudió al vacunódromo correspondiente. Yo, iluso de mí, pensé que en los días sucesivos veríamos en la prensa cartas de rectificación y disculpas por parte de aquellos que lanzaron insidias —incluso en el Parlament— insinuando que la presidenta se había vacunado antes de tiempo, algo que nadie se atrevió a afirmar tajantemente pero sí a lanzar la insidia, que es bastante peor. Lo mismo sucedió con otros miembros del Govern.
Dado que ahora comprobamos que no es así y que ningún integrante del Consell de Govern se vacunó sin que le correspondiese hacerlo, lo mínimo exigible sería que aquellos que pretendieron emponzoñar con mentiras, se retracten y pidan disculpas. No lo harán, porque para ellos contra el rival político vale todo. A quienes así piensan, habrá que recordarles que donde las dan, las toman. Y que a no tardar serán ellos quienes probarán de su propia medicina. Veremos qué tal les sienta cuando sean ellos los difamados a conciencia.
Con la cantidad de asuntos que es lícito y razonable criticar al Govern de PSOE, Podemos y Més per Mallorca, no es necesario recurrir a la mentira y a la difamación para hacer la tarea de oposición. Recurrir a tácticas barriobajeras con la mentira y el embuste como bandera, no compensa porque retrata al que lo hace, algo que los votantes no olvidan. Y dado que a los políticos a los que aludo han sido pillados in fraganti, lo menos que pueden hacer es disculparse públicamente, porque de lo contrario demuestran su calaña más nítidamente.
