Ni cantera, ni dinero

Al margen del rendimiento puntual que puedan ofrecer en lo que queda de temporada, el Mallorca insiste en jugar al engaño cuando desde sus más altas instancias se aprovechan las cesiones de Saúl García y Dzejar o como se escriba, para presentarlos como una apuesta de futuro. La realidad es bien distinta porque el porvenir, de haberlo, lo disfrutarán sus clubs, el Deportivo y el Olympiakos en este caso, y su incorporación responde a la imposibilidad de comprar jugadores que incrementen el patrimonio humano del club.

Apostar por “Sa Fabrica” como a algunos les gusta llamar a Son Bibiloni, es subir al primer equipo a los jóvenes del filial, casos de James o Angel por citar los últimos ejemplos, o suplir la baja de Campabadal y Company con un lateral del Mallorca B y no con Pleguezuelo, otro cedido en este caso por el Arsenal. Este tipo de transferencias no deberían permitirse al menos en el mercado de invierno, pues se prestan a todo tipo de manipulaciones, por no hablar de las famosas “cláusulas del miedo” si la operación se efectúa entre equipos de la misma liga.

Nadie sabe lo que aportarán en esta segunda vuelta futbolistas como los mencionados, pero si una cosa está clara es que, en caso de destacar, regresarán a su particular punto de partida y, de no hacerlo, una pérdida de tiempo total y absoluta.

Y allá cada cual con su política de jugadores, pero que nadie se llene la boca con discursos demagógicos sobre futbolistas jóvenes y cercanos horizontes. Llamemos a las cosas por su nombre: ni cantera, ni dinero.

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