La UE ha anunciado una directiva de control del gasto en las autonomías españolas que significa lisa y llanamente la pérdida de la autonomía financiera y fiscal: sólo podremos gastar lo que nos permitan. Tras años gastando alocadamente, ha tenido que ser Europa quien nos da respaldo a cambio de control y orden. Algo que deja en ridículo a nuestra clase política, incapaz de poner orden ella misma en sus gastos, en su gestión, en su impresentable locura demagógica. Alemania, que al final es quien tiene que asumir nuestros excesos, ha dicho que va a controlarnos como si fuéramos menores de edad, como si fuéramos incapaces de ser responsables. Y lo peor es que tienen razón, que nunca hemos sido capaces de ser serios y, por eso, nos tienen que tutelar. Toda nuestra exigencia de soberanía se cae en pedazos cuando la UE nos impone un férreo control del gasto. Cuando, en definitiva, nos sacan los colores.





