¡Ojo con la suegra!

Sí, lo sé, parece que le tengo manía a la reina Letizia, pero desde estas líneas puedo prometer y prometo que no es así.  Lo que ocurre es que desde mi punto de vista, una cosa es sentir respeto por la figura que ejerce, y otra hacer “oídos sordos” a todo lo que hace o dice, al fin y al cabo la “pagamos” todos y como “jefa” suya que soy tengo derecho a opinar.

Antes de comenzar tengo que decir que me he enganchado a la serie “El Rey” emitida por una cadena generalista. El biopic que acaba de comenzar me ha gustado mucho. Ha conseguido que recuerde porque he admirado siempre al Rey Juan Carlos y a la Reina Sofía. El motivo no es otro que el reconocimiento que a pesar de su privilegiada vida en muchos aspectos, en otros ha sido realmente dura. Verse separado de su familia con diez años, enviado a un país que hasta ese momento de su vida no conocía debió ser realmente difícil, sin embargo él salió del trance fortalecido. En fin, que os recomiendo la serie. Seguiremos muy de cerca el siguiente capítulo.

A colación de este tema,  quisiera hacer un apunte sobre los miembros de familias reales. Quienes nacen en una familia real son educados, preparados para el papel que les tocará ejercer en el futuro, sus padres, familias y entornos saben que su vida no será sencilla aunque lo parezca. El progreso y la civilización como diría Paco Martínez Soria en su famosa película “El divorciado” ha conseguido que miembros “no reales” pasen a formar parte de familias de rancio abolengo. Estos nuevos miembros en algunos casos han demostrado un saber estar digno de las familias a las que han pasado a formar parte, pero en otros la experiencia ha sido catastrófica, dícese por ejemplo: Lady Di, cuya trágica vida ya forma parte de la historia.

En España no nos podemos quedar atrás, desde que a nuestra familia real le dio por ser “normal” las cosas no les han ido muy bien. El último “cotilleo” en saltar a los medios de comunicación, es el cambio radical que ha sufrido la “suegrísima” Paloma Rocasolano. Por activa y por pasiva se ha analizado los “retoques” a los que se ha sometido, a mí en principio no me parece mal que cualquier persona busque sentirse mejor y si una cirugía lo consigue, fantástico, lo que me pregunto es a cuenta de quien se ha hecho esos “retoques”. Porque si hasta el momento en que se convirtió en la madre de la reina de España no tenía el presupuesto para llevar a cabo ese cambio tan sustancial, es inevitable pensar que con toda probabilidad estos cambios van a cuenta de su hija y por tanto a cuenta de todos los españoles.

Pero claro, quizás es que olvidaba que nuestra nueva reina es “funcionaria” y como tal debe recibir su sueldo, con trienios, pluses y demás. En fin, cosas de la democracia.

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