Lo han conseguido. Es cierto que la posición de Michel Laudrup como entrenador del Mallorca era insostenible después de las declaraciones de Erik Larsen. Está por ver si el ataque a Serra Ferrer del brazo derecho de Laudrup fue espontáneo o parte de una maniobra para engrasar la salida del entrenador, que lleva meses en conflicto permanente con Serra Ferrer. Pero lo han conseguido. El corifeo ha ido demonizando a Laudrup, ha ido minando a la opinión pública, ha ido destrozando la imagen técnica y de carácter del técnico hasta que se ha ido extendiendo la dudosa creencia de que él, y solo él, tiene la culpa de la mala clasificación de la pasada temporada y del arranque irregular de la presente. Pero Laudrup es pasado. Ahora se busca entrenador, quizá ya lo tengan apalabrado, y el candidato tiene que tener unas características básicas para encajar con la entidad. Fundamentalmente debe ser dúctil y maleable, como el oro. Fichar una temporada, de mediano o bajo caché, generoso de gestos y activo en el área técnica con grandes aspavientos, tipo Emery, pero menos elegante en el vestir. Duro, cetrino, hosco, inflexible y, sobre todo que al llegar diga ante la prensa, con tono de alta convicción: “Me gusta, me ilusiona este proyecto”. En fin, a ser posible, de pueblo y que sepa decir amén sin que le tiemble la voz. Lo han conseguido. Pero saben que si el problema del Mallorca fuera el entrenador, el Mallorca no tendría problemas. Lo del próximo técnico puede ser divertido. Es que ya conviene sonreír, no hacerse mala sangre y esperar el próximo espectáculo.
