La suma de movimientos de José Ramón Bauzá en las últimas horas, en un momento clave para él, han tenido el común denominador de la ruptura, la ruptura con un pasado que no quiere que se convierta en un obstáculo para su asalto al Consolat. Dadas sus actuaciones más recientes, da la sensación de que Bauzá tiene un rival que no se apellida Antich. El adversario parece que es Jaume Matas, y todo lo que actualmente representa para una mayoría de ciudadanos. Un primer mensaje que revela esta postura es su énfasis en presentar una lista sin imputados, lo que aparte de privarle de un valor como Jaume Font, pretende dejar atrás a la anterior etapa de Govern, en la que varios de sus miembros están encausados. Un segundo factor es la persona elegida para dar a conocer su lista al Parlament: Antonio Basagoiti, que ha sido el miembro del PP más contundente a la hora de criticar a Matas, al llegar a llamarle “chorizo” en una revista. Y finalmente, durante su discurso de presentación de listas, Bauzá ha usado una frase que inequívocamente se refiere a su intención de desmarcarse de la etapa anterior de su partido. El líder del PP balear ha señalado que si gobierna la próxima legislatura, será sin “proyectos estrella”, en clara contraposición con obras como la Ópera de Calatrava o el velódromo del Palma Arena. Así pues, Bauzá trata de captar el voto a través de la autocrítica, en lugar de centrarse en el reproche a la inacción del presente gobierno. De esta manera, el mayor estorbo en su travesía hasta la presidencia balear parece el pasado de su formación, más que el partido rival, pese a que no escatime en publicitarse con dinero público. El farmacéutico cree que el PP depende de sí mismo para curarse.
