Han pasado unos días de la toma de posesión de José Ramón Bauzá en la Lonja y no se me quita de la cabeza la presencia en ese acto de algunas personas que lo mismo se alinean con Francesc Antich que le dan palmadas en la espalda al nuevo presidente. Un espectáculo impudoroso. Gente, o lameculos, que en los últimos veranos han paseado en su barco al amigo Xisco Antich y a parte de la cúpula socialista balear por aguas pitiusas y gente que ha ensalzado a Zapatero y abominado de Rajoy y que nunca había intercambiado siquiera una frase con José Ramón Bauzá. En Cuba le llaman pura bajeza. El Zapatero que nos ha llevado a un callejón sin salida ha sido para uno de los asistentes al acto austero de la Lonja “el mejor presidente que ha dado la democracia española”. Asomando la cabecilla junto a Rajoy aparecía retratado el citado personaje, sin pudor. Pérez Reverte los llama ratas. Jetas peloteando con idéntico entusiasmo a los anteriores amos del cotarro y que ahora, inasequibles al desaliento e impertérritos, aplauden a los nuevos próceres regionales y al casi seguro nuevo César de la España desgarrada, desencajada y desnutrida. Cualquier cosa se puede esperar de estos oportunistas con chóferes y choferesas. Pero lo que más atención me llamó del caluroso acto de la Lonja fue la presencia de gente que se autoinvitó, tal cual el ya no tan joven empresario amigo personal de Antich y que siempre repudió al PP. Algunas de estas ratas acabarán nada más acabe el verano buscando otros cobijos porque aquí no hay un euro que rascar, una subvención a la que acogerse. Aterrizarán en Canarias y en otras comunidades con más presupuesto y más probabilidades de trinque. Si es que llegan. Y otros terminarán abjurando de sus principios para salvar el pellejo. Si es necesario, estarán dispuestos a cambiar de postura respecto al partido que gobierna después de haberlo atacado por activa y por pasiva antes y durante las elecciones. Hay que sobrevivir a todo Ere.
