Puede que no le falte razón a CC.OO al interponer una denuncia ante Inspección de trabajo por la precaria situación en la que el Consell de Mallorca mantiene a un colectivo de trabajadores del Departamento de Medio Ambiente de esa institución que velan por el correcto estado y funcionamiento de la red de refugios de la Serra de Tramuntana. Un día sí, y otro también, se nos informa a bombo y platillo desde el Consell que fulanito o menganito “han firmado por la Serra” con el objetivo de impulsar la candidatura de la Serra de Tramuntana para que llegue a convertirse en Patrimonio de la UNESCO. Lo que quizá olvidamos es que esta bienintencionada campaña supone un desembolso económico considerable para las arcas públicas que supera los 2.6 millones de euros invertidos en la reforma de edificios, de caminos, propaganda y cuanto sea necesario para darle la mayor promoción posible al asunto. No es mala idea la que persigue el Consell –aunque creo que son conscientes de que llevar a buen puerto el proyecto es, siendo muy optimistas, difícil, muy difícil- pero uno se pregunta qué puede esperarse de una institución que está más pendiente de la “foto” de turno que del personal humano que se encarga de lograr que esa instantánea no salga movida, es decir, del personal humano que vela diariamente para que una parte de ese proyecto que es “Serra de Tramuntana” esté en condiciones de funcionar y el proyecto pueda seguir adelante. Comisiones Obreras denuncia que los aproximadamente treinta trabajadores de la red de refugios no están incluidos en el convenio para el personal laboral de dicha administración lo que provoca graves prejuicios salariales, de horarios y turnos. Pero lo más grave, aseguran, es que los contratos por los que se rigen son de obra y servicio y que algunos llevan más de una década en esas condiciones. Así que puede uno imaginarse la cara de impotencia de esos trabajadores, los olvidados de la Serra, cada vez que el famoso de turno firma por la Serra y se paran a pensar en que a ellos –y a tantos otros que velan por espacios naturales- nadie les llama para hacerse la foto y que quizás, los casi tres millones de euros que cuesta toda esta historia, podrían haberse invertido en asegurar su futuro y mejorar sus precarias condiciones laborales. Un futuro para cuidar y trabajar por la Serra, como vienen haciendo desde hace muchos años.





