No ha sido el de este miércoles un día bueno para Juan Gual. A media mañana se le atragantó el desayuno con las medidas anunciadas por sorpresa en el Congreso por Zapatero para combatir la crisis. O mejor dicho, para que al presidente no le vuelvan a llamar la atención los líderes mundiales, el BCE y los mercados. Y es que dos de las tres grandes decisiones que el Gobierno ha adoptado para ahuyentar los temores de contagio que aun persiste sobre nuestro país le afectan directa e indirectamente al presidente de la Cámara de Mallorca: la suspensión de las cotas obligatorias de los empresarios y la privatización de aeropuertos. Sin duda, la suspensión de las cuotas es lo que más le ha afectado, pues ha sido un mazazo que pone en un serio aprieto a ésta y a todas las Cámaras. ¿Pueden funcionar los llamados entes camerales sin las aportaciones de las empresas? El presidente del Consejo Superior, el socialista Javier Gómez Navarro, no lo tiene claro. Gual de Torrella se ha sumado a las declaraciones que ha hecho su presidente sobre este tema, pero lo ha hecho de forma menos categórica y rotunda. Para Gómez Navarro es una manera de fulminar a las Cámaras. “Un estacazo en toda regla”, según el ex ministro con Felipe González y empresario crítico con la gestión de Zapatero. Para el presidente de la Cámara de Mallorca la voluntariedad del pago de las cuotas acabará perjudicando a las pequeñas y medianas empresas y también al empleo. ¿Es así? Juan Cabrera, presidente de la Pimem, no opina lo mismo, ni mucho menos, aunque este jueves se haya publicado lo contrario en un medio de papel. El mundo empresarial no ha puesto el grito en el cielo, incluso parece estar de acuerdo. Al menos así lo sienten algunos presidentes de las asociaciones consultadas por mallorcadiario.com. Es decir, que están más con Cabrera que con Gual. El presidente de la Pimem se pregunta a dónde va todo el dinero que se recauda. La privatización de los aeropuertos también le ha dolido mucho a Gual de Torrella. Que Son Sant Joan no funcione de manera cogestionada es ir en contra de sus tesis. Sobre este asunto ha estado batallando durante años, antes incluso de que accediera a la presidencia de la Cámara. Su gozo en un pozo por decisión gubernamental. En definitiva, que el miércoles fue un mal día para el presidente de nuestra Cámara, sino el peor. Prudente por naturaleza, esperará que se aclare el concurso de la presumible privatización del aeropuerto -¿de verdad que se ha interesado Abertis?- y analizará con detenimiento el tema de la voluntariedad. No le queda más remedio.
