El orgullo, el orgullo a solas, es un mal compañero de viaje. Un acompañante que suele venir escoltado por la inmodestia y el engreimiento y generador de desafección y distancia.
Sin embargo, pocas cosas son más estimulantes y motivadoras que el orgullo y sentido de pertenencia, de identificación, de filiación a un equipo que presta un servicio a la comunidad o en la comunidad. Sean los Cuerpos de Seguridad del Estado, de Justicia, el colectivo docente, de saneamiento y jardinería, de protección civil, sindical, de empresarios, y por elevación, a una casa regional, a una hermandad o cofradía, a un club deportivo… La satisfacción, la pasión por pertenecer a un colectivo tiene un potente efecto de marca, de unión y de motivación.
Esta satisfacción era la que emanaba por los poros de los que, ayer por la mañana, desfilaron por el salón de actos del Hospital Son Espases. El acto de reconocimiento a los trabajadores que llevan 25 años en el centro y los que se han jubilado a lo largo del 2015, es sin duda, en clave interna, el más entrañable de todos los que configuran el programa que precede a Navidad. El que mejor evoca el espíritu navideño.
Representa a un colectivo amplio. Tan amplio y diverso como la propia sociedad. En los hospitales prestan sus servicios y aportan sus conocimientos, los profesionales de mantenimiento, de uniformidad, hostelería, seguridad, economistas, letrados, ingenieros, y lógicamente todos los colectivos sanitarios. Son Espases es un pequeño gran pueblo constituido por 5000 almas orientadas y preparadas para atender la enfermedad de la colectividad.
Dar nombres sería injusto. Especialmente porque se quedarían en el tintero muchos más nombres propios e historias de entrega de las se puedan explicitar. Todos ellos comparten, que no es poco, su ánimo de servicio y superación al servicio de la salud. Los que este año han llegado a su edad de jubilación tienen la misma edad que el propio centro. Nacieron con los primeros movimientos de tierra de la finca de Son Dureta.
Está formado por un gran equipo humano entregado en mantener la estructura sanitaria en funcionamiento los 365 días del año. Una maquinaria orientada a atender los achaques, las dolencias, los problemas de salud de los baleares.
Una maquinaria en permanente reforma y adecuación al estado de la técnica y el conocimiento. Unos profesionales entregados a la atención, en muchas ocasiones, incluso a lo largo de la historia reciente, a enfermedades desconocidas, que ponen en riesgo físico y biológico, su propia salud e integridad.
Para ellos, para todos ellos, desde este saludable e íntegro orgullo de pertenencia a la familia del centro, nuestro más sentido de agradecimiento esperando que pasen una Feliz Navidad.





