Me encuentro paseando el 30 de diciembre por la espectacular playa de La Concha de San Sebastián, un fabuloso sábado a 20 grados de temperatura, algo totalmente atípico para la época.
La bahía de La Concha, está repleta de gente, casi no se puede caminar, los surfistas inundan las playas y el paseo está abarrotado.
Y de repente me pongo a observar a los transeúntes y me doy cuenta que gran parte de ellos, turistas y autóctonos están con sus móviles en las manos, sacándose fotos sin parar a ellos mismos en lugar de estar observando semejante espectáculo. Unas olas majestuosas rompiendo en la Bahía, el sol entre Santa Clara, el Monte Urgul, y el Monte Igueldo, de una belleza inigualable y un centenar de personas, preocupas si se ponen bien o mal el pelo, si sale más o menos guapa/o, delgado/a…etc.
Y me hace reflexionar, ¿padecemos de Narcisismo?.
Para aquellos que no recuerden esta preciosa mitología griega, cuenta la historia que Narciso se creía el ser más bello de todos, por lo que rechazaba a todas sus pretendientes, hasta que un día, la ninfa Eco, quien había sido condenada por la Ninfa Hera a repetir cada una de las últimas palabras que oyera, quiso hablarle de su amor y esté se burló de ella, ocultándose en una hueca y muriendo allí de vergüenza.
Para vengarle la Diosa Némesis, diosa de la venganza, hizo que se enamorase de su propia imagen reflejada en una fuente, hasta que un día de tanto observarse en las aguas, se cayó en ella y se ahogó.
Dice la historia que allí nació una preciosa flor, conocida hoy en día como la bella Narciso, una flor realmente excepcional.
¿Podemos llegar nosotros mismos a caer en el agua y ahogarnos en nuestra propia vanidad?:
No hay reunión, viaje o evento en el que no nos queramos hacer una foto para que los demás nos vean lo felices, guapos y maravillosos que somos, pero ¿qué hay de verdad en todo ello?.
¿Nos gusta realmente nuestra imagen o tenemos la necesidad de que los demás vean lo fantásticos y divinos que somos y lo bien que vivimos?.
A todos nos gusta tener recuerdos de los momentos de nuestra vida, pero cuando, en lugar de disfrutarlos, lo primero que hacemos es sacarnos fotos como locos para enseñar a los demás dichos momentos, ¿no significa esto que comenzamos a padecer un poco de Narcisismo?.
Y sobremanera me preocupa cuando veo a adolescentes, posando como auténticas modelos, niñas y niños que todavía no han desarrollado su personalidad, pero que se pasan el día con una cámara, posando con poca ropa y muchos m
y como vivimos la vida.
frutar de un recordatorio, pero que no olvidemos lo que es importante en la vida, porque sino entre fotúsculos en el caso de ellos, enseñándonos a todos su belleza juvenil en lugar de disfrutando de los paisajes y de los que pasa a su alrededor.
¿Comenzamos a necesitar a Némesis para que nos castigue y nos haga volver a valorar las cosas bonitas de esta vida?.
Como siempre, tendríamos que solicitar un poco de sentido común para que, como siempre hicimos, podamos disfrutar de un recordatorio, pero que no olvidemos lo que es importante en la vida, porque sino entre foto y foto se nos olvidará donde, que y como vivimos la vida.





