Me gusta el Palma Futsal. Reconozco que no sé nada de fútbol en ninguna de sus variantes, pero aún siendo ignorante en la materia, este equipo esta llamando mi atención en positivo.
Después de una temporada extraordinaria en la que los jugadores, el equipo técnico y todos los responsables colocaron a Palma, a Mallorca y a las Islas en el punto de mira deportivo; se jugaron la final en la Península y… perdieron.
No solo perdieron sino que lo hicieron con goleada humillante, un varapalo inesperado que, estoy segura, ninguno de ellos había podido imaginar. Una cosa es perder y la otra tener que encarar un saco de goles con el que volver a casa.
Y, si no es fácil volver a esta isla con un éxito, aún muchísimo menos con un fracaso bajo el brazo. Aquí castigamos el éxito obligando a emigrar y los fracasos los utilizamos como victorias propias. En una tierra acostumbrada a crecer de la mano del fracaso ajeno más que aprovechando el potencial propio, es difícil volver con un resultado así.
Pero ellos, el equipo del Palma Futsal, no solo volvieron sino que, con la cabeza alta y un loable orgullo, pidieron perdón. Se plantaron delante de las cámaras y los micrófonos de los medios y se disculparon. No intentaron justificar el mal partido en ningún momento, simplemente lo digirieron. No intentaron ocultar la pena que les embargaba y la vergüenza que les azotaba por dentro, simplemente se presentaron con humildad ante la afición y después de pedir disculpas, abarataron las entradas del siguiente partido como compensación a sus seguidores. Un generoso gesto lleno de buenas intenciones que les honra.
Confieso que nunca había prestado atención a las noticias relacionadas con el Palma Futsal. Pero desde que vi, por pura casualidad, esa rueda de prensa, procuro no perderme ni una y espero que en breve también pueda disfrutar de alguno de sus partidos.
Deberían aprender nuestros políticos de quién es capaz de aceptar públicamente una derrota sin justificarse. De quién es capaz de reconocer sus errores sin sonrojarse y de mostrar su pena públicamente como lo hicieron ellos. Sea este un pequeño homenaje a un equipo que se merece los mayores éxitos porque quien es capaz de afrontar así una derrota, sabrá gestionar con humildad también un rotundo éxito.