La Generalitat de Catalunya, siguiendo las órdenes derivadas de las leyes en vigor, ha prohibido a los productores de una obra de teatro que se está representando en Barcelona que fumen en escena. En su lugar, por lo visto, ahora los actores usan unos cigarrillos falsos que simulan el tabaco. Esto es para alquilar butacas. ¿Vamos a prohibir que películas en las que se fumaba se puedan proyectar? ¿Exigiremos tapar los ojos de los niños cuando por la calle veamos un fumador? Ustedes verán: uno de los grandes males de nuestra sociedad actual es concentrar su actuación sobre los signos externos. Todo es superficie, todo es apariencia. A pocos les importa que hay detrás de las cosas, qué trasmitimos.





