Poco margen para el optimismo

No se va a poder evitar la tercera oleada de la pandemia, que en realidad ya está aquí sin que haya acabado la segunda y, por tanto, empieza con el sistema sanitario ya al límite de la saturación. La situación actual en Mallorca y en Baleares en general es ya extraordinariamente preocupante, de acuerdo con los datos oficiales suministrados por el propio Govern Balear y en el futuro inmediato no podemos esperar sino el empeoramiento de la misma.

Hemos llegado hasta aquí como consecuencia de una política errática y mojigata, por la que se han tomado decisiones siempre insuficientes y siempre tarde. El miedo al colapso económico, que en cualquier caso se producirá o ya se ha producido, ha hecho que a nuestros gobernantes les temblasen las piernas y fueran adoptando medidas que siempre eran las que se debían haber tomado dos semanas antes y que en ese momento ya no eran las necesarias.

El primer gran error, del que se ha derivado todo lo sucedido a continuación, fue salir con demasiada precipitación del confinamiento en el mes de junio y, sobre todo, no haber realizado en ese momento cribados masivos de la población para detectar y aislar a los contagiados. A partir de ese momento todo ha sido un despropósito que ha culminado con la absurda permisividad de estas fiestas navideñas.

Después del primer confinamiento total, que dio buenos resultados, hemos podido observar como el comportamiento individual y colectivo de una gran parte de la sociedad no era el idóneo. Todos hemos visto las terrazas de los bares con mesas abarrotadas con grupos de más de seis personas sin respetar ninguna distancia, sin mascarilla, hablando en voz alta y riendo y las mesas sin la suficiente separación unas de otras, también los comportamientos en los centros comerciales y mercados, las tertulias en grupos numerosos y sin mascarillas de atletas después de competiciones deportivas y así sucesivamente.

También está habiendo graves deficiencias en el control de contagiados por parte del sistema. Contactos y familiares directos a los que no se les realiza prueba alguna ni se les recomienda cuarentena, contagiados de covid conocidos a los que se les dan instrucciones laxas de confinamiento y no se indaga con el empeño suficiente acerca de sus contactos y toda una serie de despropósitos que nos han traído hasta aquí y que están favoreciendo la difusión rampante del virus.

No solo las medidas de los gobiernos son insuficientes, sino que no están siendo capaces de hacerlas cumplir, lo que ha redundado en la impunidad del incumplimiento por parte de muchos ciudadanos y en una amplificación de la difusión de la pandemia. Sabemos que hay comunidades autónomas cerradas y sin embargo, también sabemos de ciudadanos que han hecho viajes de ida y vuelta por puro placer de visitar a amigos o familiares, sin ninguna necesidad imperiosa específica, sin que hayan tenido el más mínimo control ni a la ida ni a la vuelta y conocemos ejemplos similares de incumplimiento de todas y cada una de laas medidas establecidas.

La combinación de unos gobiernos, todos, timoratos, apocados, temerosos y, como corolario, ineficientes y una gran parte de los ciudadanos individualistas, negacionistas, reacios a cumplir las normas y, por tanto, irresponsables, está resultando letal, literalmente, los muertos así lo atestiguan y nos deja muy poco margen para el optimismo a corto plazo.

Y el próximo capítulo del desastre será la resistencia a la vacunación. Con entre un 25 y un 45 % de ciudadanos contrarios, reacios o indecisos a la vacunación, según las encuestas y la necesidad de que entre un 80 y un 90 % de la población esté inmunizada para alcanzar la inmunidad de grupo, según las últimas previsiones de expertos como el Dr. Fauci, el conflicto está servido. Y dada la demostrada poca capacidad de implementar una logística adecuada de distribución y administración de las vacunas, así como del control y seguimiento de los vacunados, no es descartable que acabemos empantanados con una vacunación a medias y sin saber exactamente qué porcentaje de la población esté adecuadamente vacunada (recuérdese que son dos dosis y solo una no basta), cuántos inmunizados y el virus continúe circulando a sus anchas.

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