Este lunes, mientras la presidenta del Govern, Francina Armengol, firmaba los decretos de disolución del Parlament y de convocatoria de las elecciones autonómicas del próximo 26 de mayo, los partidos que han conformado el Pacte esta legislatura visualizaban su intención de mantener un acuerdo que les permita reeditar una mayoría de gobierno después de las elecciones. Portavoces y representantes del PSIB, Podemos, Més per Mallorca, Més per Menorca y Gent per Formentera han protagonizado un acto público en el que han afirmado su propósito de volver a pactar "para lograr el reto histórico de sumar ocho años de gobierno progresista".
Ciertamente, la situación política actual permite al Pacte hacer sus cuentas y constatar que podrían repetir en el Govern, abriendo la puerta, incluso, y si es necesario, a reclamar el apoyo de El Pi. La reedición de un Pacte sería una situación inédita hasta ahora en Baleares, donde PSIB y PP se han ido alternando cada cuatro años -con diferentes mayorías y apoyos externos- en la presidencia del Govern. Armengol ha insistido en la necesidad que tiene el actual equipo de gobierno de prolongar cuatro años más su mandato para "poder acabar" las actuaciones políticas que no se hayan podido realizar durante la actual legislatura.
Estaríamos, en este caso, ante una reedición de los Acords pel Canvi del 2015, aunque con importantes matizaciones; la principal de ellas, la exigencia de Podemos de entrar en el Govern. Hace cuatro años, los podemitas rechazaron entrar en el ejecutivo de Armengol, a diferencia de lo que esta misma formación hizo en el Consell de Mallorca o el Ayuntamiento de Palma. La decisión, ahora, es bien diferente y el equipo encabezado por Juan Pedro Yllanes querrá la cuota que por representación parlamentaria le corresponda en un hipotético Govern del Pacte. Si Armengol gobierna tendrá consellers de Podemos, a no ser que el resultado electoral le permitiera prescindir de los podemitas y sustituirlos por El Pi.
Este sería uno de los anhelos no confesados públicamente por los socialistas que han visto en Podemos uno de los principales elementos de desestabilización esta legislatura. Podemos empezó el mandato con 10 diputados -la tercera fuerza en el Parlament-, pero lo ha acabado con 7, después de innumerables disputas internas, expulsiones y dimisiones que acabaron trastocando algunos planes del propio ejecutivo.
Que El Pí acepte apoyar un gobierno con consellers de Podemos es otra de las incógnitas que pueden plantearse pasadas las elecciones.
Probablemente habrá que esperar hasta el recuento del último voto para apuntar hacia dónde se decantan los pactos y constatar si hay una nueva alternancia o una reedición del Pacte con un peso importante de Podemos. La situación parece tan ajustada que la movilización de sus respectivos votantes es la principal tarea de cada una de las formaciones.