La animadversión que los dirigentes de Podemos siente hacia los empresarios en general es patente y manifiesta. Pero la que sienten hacia los empresarios hoteleros es difícil de comprender. La diputada Laura Camargo, antes de reunirse con la presidenta de la Federación Hotelera de Mallorca (FEHM), Inma de Benito, acusó a los hoteleros de que en su sector existe fraude y explotación, además de que no pagan horas extras.
Estas duras acusaciones fueron hechas sin ningún dato y gratuitamente. No acompañó su diatriba con cifras de la Inspección de la Seguridad Social, ni con denuncias de trabajadores explotados, con nombres y apellidos. Es muy difícil corroborar sus acusaciones, que la FEHM negó rotundamente afirmando que su sector crea puestos de trabajo y las inspecciones a las que es sometido por parte de la Administración no revelan las irregularidades que sostiene Podemos.
Este odio africano de la formación de Alberto Jarabo hacia los hoteleros, puesto de manifiesto en reiteradas ocasiones, solo se explica desde su radicalidad y está fundamentado en estereotipos clasistas que nada tienen que ver con la realidad. Acusar sin pruebas es inadmisible.




