Se que no tiene nada que ver en esto, el hecho de que en Puigpunyent gobiernen los “Independents de Puigpunyent i Galilea”. La altura de miras de los políticos que ocupan cargos en el Ajuntament de Palma, y en el Consell Insular de Mallorca, está por encima de cualquier clase de discriminación, por razón de resultados electorales y, estoy segura, miman con el mismo celo, los Municipios en los que gobiernan, que aquellos en los que no es así. No podía ser de otro modo en este mundo perfecto en el que vivimos.
Por eso será simple casualidad, que desde hace más de un año, en el kilometro 6 de la carretera de Palma a Puigpunyent, y como puerta de entrada a la Serra de Tramuntana, se acumule la basura como si de una pancarta de bienvenida a los turistas se tratara.
Así, nuestro Patrimonio y el declarado, de la Humanidad, se presenta desde el acceso por dicha carretera, previa constatación de la más absoluta dejadez por parte de los servicios de limpieza del Ajuntament de Palma, que ni limpia ni obliga a limpiar, en el supuesto de que ese solar que limita con la carretera no sea de su propiedad (doy ideas, Cort).
Es una verguenza que, a ningún cargo público con responsabilidades de Gobierno, se le haya ocurrido, al transitar por la zona, decirle a quien competa que limpien aquello de una vez. Ese sería el talante soñado de cualquier político con áreas de gestión, que se preocupara no sólo por los problemas de su competencia, sino también por cualquier otro, que aún siendo de otro responsable, pudiera tener fácil solución. Ergo la basura del kilometro 6 de la mencionada carretera.
Alguno de ellos habrá pasado por allí, si no es para ir al País de Independents de Puigpunyent, al menos lo habrá hecho para ir a Establiments. Aunque, es evidente, eso no vende. No vende preocuparse por la basura a pequeña escala, sino que es mejor abanderar los retos medioambientales desde posiciones más mediáticas y menos comprometidas con el día a día.
La política de las pequeñas cosas, en definitiva, no está en auge. Somos capaces de proclamar la mejora de los servicios de limpieza en una Ciudad, que continúa estando sucia.
Antes de ésta vorágine de política judicializada, al menos la oposición, abanderaba de vez en cuando pequeños retos como éste. Ahora ni los que gobiernan, ni ellos.
