La cara es el espejo del alma, que dicen. Y a veces, la llegada de alguien -y más si es guapa, dulce y simpática- es una muy mala noticia. Hasta el perro lo sabe.

La cara es el espejo del alma, que dicen. Y a veces, la llegada de alguien -y más si es guapa, dulce y simpática- es una muy mala noticia. Hasta el perro lo sabe.