María Salom, la presidenta del Consell de Mallorca, ha pedido a sus políticos que trabajen el triple. ¿Quiere decir que en lugar de trabajar las ocho horas diarias que, imagino, tenían previstas, tripliquen su dedicación? El problema de los políticos no es si trabajan el doble o el triple, el problema es si tienen la menor idea de lo que hacen o no, si saben cómo es el mundo o no, si se han preparado o no, si entienden cómo se conforma el bien público y cómo se dirige, si saben escuchar y si entienden la lógica de la gestión. El problema no es dedicar muchas horas, sino hacerlo bien, sino tomar las decisiones necesarias, aunque sean impopulares. De hecho, para aquellos políticos que sólo toman decisiones equivocadas, yo prefiero que no vayan a trabajar, prefiero que estén en casa incluso cobrando el sueldo. Y haberlos haylos que no dan una a derechas; que cada palabra que dicen, voto que pierden. Esos deberían triplicar sus ausencias. El mejor político no es el que está más horas. El mejor es que el sabe dirigir, el que crea equipo, el que sabe cómo liderar, el que marca el camino, el que tiene estrategia y no vive sólo el día a día. Algunos políticos de los felizmente retirados de la gestión y ahora sólo a cargo de disolver sus propios partidos creían que bastaba con contestar el teléfono para cumplir con su función; creían que sólo tenían que asistir a las reuniones a las que los convocan, que tenían que aceptar entrevistas con la prensa; pensaban que una agenda abarrotada es ser político. No, esto no es nada, esto es una idiotez: los políticos empiezan a trabajar no cuando van a una reunión sino cuando la dirigen, cuando tienen un plan y pilotan, cuando trasmiten ideas y operan, cuando marcan el camino, cuando saben qué quieren (para la sociedad, claro).





