Se cumple un año de la trágica DANA que dejó hasta 237 víctimas mortales. La Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) había advertido días antes del riesgo extremo por lluvias torrenciales en la Comunidad Valenciana. Aun así, la magnitud del fenómeno sorprendió incluso a los meteorólogos.
En la madrugada del 29 de octubre, una masa de aire frío en altura coincidió con la entrada de aire cálido y húmedo del Mediterráneo, generando una tormenta estacionaria que descargó de forma casi continua durante horas.
En observatorios de la Ribera Alta y L’Horta Sud se superaron los 700 litros por metro cuadrado, una cifra sin precedentes en tan poco tiempo. En cuestión de minutos, los cauces del Barranco del Poyo y el río Magro se desbordaron, convirtiendo calles en ríos y arrastrando coches, mobiliario urbano y viviendas enteras.

LA CRONOLOGÍA DE UN DESASTRE
A primera hora de la mañana comenzaron los primeros avisos por inundaciones. Sin embargo, las llamadas de auxilio se multiplicaron a partir del mediodía, cuando varias localidades quedaron completamente anegadas. La electricidad falló en numerosos municipios y centenares de personas quedaron atrapadas en sus casas o vehículos.
A las 20:11 horas, el sistema de alerta masiva ES-Alert —el mismo que envía avisos a los teléfonos móviles— fue finalmente activado en la Comunidad Valenciana. Para entonces, más de 150 personas habían perdido la vida. Las labores de rescate continuaron durante toda la noche y la madrugada del 30 de octubre, en condiciones extremas.
237 VÍCTIMAS MORTALES
El balance final de víctimas en la provincia de Valencia fue de 229 fallecidos, según los informes oficiales publicados semanas después. Otras muertes se registraron en Castilla-La Mancha y Andalucía, donde la misma DANA provocó inundaciones graves. En total, la cifra de fallecidos alcanzó las 237 personas.
La tragedia golpeó especialmente a las comarcas de L’Horta Sud, la Ribera Alta y Utiel-Requena, donde se concentró la mayor parte de los daños materiales. Miles de familias perdieron sus viviendas, negocios y vehículos. Carreteras como la A-3 y la CV-50 quedaron intransitables durante horas, y varias líneas ferroviarias sufrieron cortes prolongados.

CRÍTICAS EN LA GESTIÓN
El episodio abrió un profundo debate sobre la gestión de emergencias. Diversos informes y testimonios de vecinos apuntaron a una tardanza en el envío de avisos y una coordinación insuficiente entre administraciones. Aunque la AEMET había activado la alerta roja, muchos municipios no recibieron órdenes de evacuación hasta que el agua ya había superado niveles peligrosos.
A día de hoy, todavía se investigan ciertos aspectos que dejan muchas incógnitas sobre la gestión de la tragedia.
RECONSTRUCCIÓN Y MEMORIA
Doce meses después, la Comunidad Valenciana sigue recuperándose. Se han invertido millones de euros en obras de reparación, ayudas a damnificados y mejoras en infraestructuras hidráulicas. Aun así, las cicatrices permanecen: en las calles, en los campos arrasados y, sobre todo, en la memoria de quienes lo perdieron todo.
El aniversario sirve también para honrar a las víctimas y recordar la fragilidad ante fenómenos meteorológicos extremos. Para los familiares, los equipos de rescate y los vecinos que sobrevivieron, el mensaje es unánime: que nada de lo ocurrido caiga en el olvido y que las lecciones aprendidas sirvan para evitar que una tragedia así vuelva a repetirse.








