Ses Covetes y el trabajo

Estos días tengo a mi familia aquí, en Mallorca, pasando unos días y como es típico hemos aprovechado para ir a esas calas fantásticas que dejan a la isla en un nivel muy alto y de paso, eliminar la idea que, desde el exterior, algunos medios, dan sobre nuestra isla, dejando entrever que, esto es Magaluf y Can Pastilla, llenos de guiris alcoholizados.

Y como muestra de una de las playas típicas y maravillosas de nuestra región, llevé a mi hermano y demás familiares a Ses Covetes.

Aunque ya me lo habían comentado, cuando llegamos allí, nos encontramos algo que realmente me sorprendió y me pareció, con los impuestos que ya se pagan en la isla, indignante.

Tuvimos que aparcar a 1,5 km de la playa en una línea marcada por la ORA, donde tienes que abonar 5€ por estar todo el día y caminar media hora para llegar hasta la playa. Allí en una de las maquinitas estaba un trabajador de la ORA al que al preguntar contestó bastante borde y al decirle si no podía hacer que los coches aparcaran mejor para que cupiéramos más vehículos, me contestó que: “A mí me da igual”, con un gesto de cabeza, puesto que no respondió a mi pregunta.

Y yo me pregunto, entonces, ¿para qué está ahí ese señor, comiendo de nuestros impuestos?, ¿Sólo y exclusivamente para poner multas?.

Me parece una vergüenza que en un lugar así haya que pagar la ORA y una forma más de sangrarnos a los ciudadanos de a pie, no obstante, todavía me parece peor, que el personal a cargo de dicho despropósito, tenga una actitud pasota ante esa situación.

Yo intentando hacer ver a mis familiares que, en Mallorca no se funciona tan mal, que “aunque las calles estén más sucias de lo que debieran, no son los ayuntamientos totalmente responsables de ello”, o que, “cosas como la ORA”, las hay en todas partes y a una simple pregunta recibo un “no sé de que me habla”, por parte de un funcionario.

Soy consciente que trabajar con calor, en pleno mes de agosto en una playa, no debe de ser lo más divertido del mundo, pero me gustaría pedir un poco de profesionalidad independientemente de las circunstancias que tengamos que llevar en nuestro día a día, ya que seguramente ese “señor”, también tendrá sus vacaciones como los que, en ese momento, estábamos intentando disfrutarlas.

Desde aquí hago una llamada a cuidar las formas en nuestro día a día y a recordar que, algunas profesiones, son de servicio público y sólo se les pide, ser amable con el ciudadano y el turista, ya que, gracias a todos nosotros, se sostiene este sistema.

Al mismo tiempo, recordar a los que están de vacaciones que también deberán de tratar bien a los que están trabajando, porque es casi seguro que, en ocasiones, tendrán que aguantar improperios por parte de los clientes, no obstante no debemos olvidar que, trabajar en un oficio destinado a dar un servicio público, requiere paciencia y buenas formas.

Si entre todos conseguimos hacer la vida más fácil al prójimo, seguro que nuestro día a día será más divertido.

¿Tienen alguna duda de ello?

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