El Mallorca tendría que aprovechar el respiro que le brinda el calendario para alejarse contundentemente de la zona de descenso. La visita del colista e ingenuo Athletic de Ciganda dentro de una semana viene precedida de la visita a un campo habitualmente difícil como el de la Ponferradina que, sin embargo, atraviesa un mal momento, ha prescindido de su mayor peligro ofensivo, Yuri, y el ambiente entre sus aficionados, los jugadores y su técnico apunta al cisma.
Los maragatos se hacen fuertes en El Toralín, pero su rendimiento baja fuera de casa y aunque en esta oportunidad sale de anfitrión y conserva activos como Berrocal o Acorán, sobre todo el primer lleva a cabo una campaña muy irregular. Las expectativas despertadas el año pasado por Manuel Diaz, el entrenador, séptimo en la clasificación final, se han visto muy mermadas hasta el punto de que no falta en el Bierzo quien piense en su cese en cuanto se repitan los últimos resultados.
Prácticamente la mitad de los desplazados por Fernando Vázquez son defensas. Sancionado Yuste por acumulación de tarjetas amarillas, llama la atención la ausencia de Adrián Colunga, que si estuvo en la convocatoria ante el Alcorcón, sustituido por el recién llegado Ortuño. A la vista de la relación, se impone la duda sobre un eventual cambio de sistema, del 4-4-2 de la última jornada a un 4-2-3-1 para crear superioridad en el centro del campo y facilitar el contragolpe desde posiciones un poco más avanzadas. No pasamos por alto la entrada de Truyols que ha sido objeto de toda clase de especulaciones sobre su inminente salida que, en este caso, quedan en entredicho.
Aprovechando que el Ebro pasa por Zaragoza, tal como reza el modismo popular, tampoco desviamos la mirada de la incorporación de los brasileños Hugo Gomes y Lima al filial, en tercera división. Aquellos chicos que, según Utz Claassen, perseguía toda Europa y de cuyos fichajes se desentendió Miguel Angel Nadal, podrían debutar en un apasionante Mallorca B-Constancia.
