Contra el asesinato estamos todos. Excepto los asesinos.
No hay más que añadir.
Las vidas humanas no valen lo mismo. No hay pancarta que lo disimule. Ni aunque la sostengan cincuenta líderes mundiales.
Es un espectáculo grotesco el ofrecido por los jefes de estado en París.
Basta fijarse en el gran líder Rajoy. Aqui en su patria usa plasma, calla, tuerce el gesto y nos felicita las navidades con grititos de la crisis terminó.
Su defensa de la libertad le lleva a firmar leyes mordaza, a condenar a muerte a enfermos de Hepatitis C, a prohibir manifestaciones, a permitir que nos quiten las casas los bancos, ésos, sí, que nos saquean fumándose un puro.
Qué grande Mariano, no hubo defensa de la libertad en España cuando se mofaron desde un semanario gráfico de los pilares de su patria.
Irse a Francia queda bien, pero Catalunya es su obligación. Dejar a los ciudadanos opinar libremente.
Ahora, la extrema vigilancia al árabe se suma a la patada que devuelve a los que osan saltar la valla.
Porqué no tenemos los mismos derechos y cada uno en su rincón. Eso defendían detrás de la pancarta en París.