Igual hemos perdido definitivamente la fe, igual es que hemos levantado la bandera blanca antes de tiempo, igual es que estamos locos. ¿Un empate en Girona es un buen resultado para el Mallorca? ¿Para un club casi centenario cuyo filial habrá jugado más partidos contra el Girona que el propio primer equipo? Basta ya de hablar de la realidad actual, de que este es el escenario y que debemos conformarnos, sin hablar de play off, sin mentar el ascenso.
Como si el Girona tuviera más dinero que nosotros, como si la ampliación de la LFP para que el Mallorca fiche fuera una limosna, como si nuestra plantilla estuviera llena de mileuristas. Es indigno, simplemente.
De aquí hasta el final lo mejor que puede hacer el nuevo presidente es no abrir la boca, y menos para entrar en enredos tácticos. Y entonces, de una vez por todas, todos mirarán al campo. Y entonces, los mismos jugadores que se justificaban con el ruido del palco, no tendrán coartada. Y entonces, sabremos si hablar de ascender es una utopía o con esta plantilla resulta un acto obligatorio.